Valle de Iruelas: naturaleza, micología y rapaces
Escrito por
31.08.2018
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El sureste de la provincia de Ávila esconde una pequeña joya natural que recibe por nombre Valle de Iruelas. Un delicioso paisaje, declarado Reserva Natural y ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves), sobre el que sobrevuelan diariamente rapaces tan relevantes como el águila imperial ibérica, en peligro de extinción, y que cobija a la mayor población de buitre negro de Castilla y León. Un valle dinámico al que le gusta vestirse en consonancia con los colores de cada estación y que siempre luce espléndido.
Su reducido tamaño, poco más de 8600 hectáreas, lo suple con su amplísima biodiversidad. Actualmente hay catalogadas hasta 600 especies de flora distintas. Algunas tan comunes como el castaño, el acebo o el tejo; y otras tan especiales como el centenario pino negral o de tan altísimo valor florístico como la manzanilla de Gredos y el piorno -todo un espectáculo visual en floración.
Cuatro son los pueblos que tienen la suerte de pertenecer al Valle de Iruelas: El Barraco, El Tiemblo, San Juan de la Nava y Navaluenga. Éste último de singular belleza por formar parte del curso natural del Río Alberche y por su genialmente conservado Puente Romano del siglo XVI.
Con el fin de regular las aguas del Río Alberche se creó, allá por 1913, el que hoy día es uno de los mayores atractivos del Valle de Iruelas, el Embalse de El Burguillo. Un arrebatador refugio donde darse un chapuzón en verano, pasar un estupendo día de picnic, o salir a navegar en embarcaciones de vela o motor.
Precisamente del Río Alberche son afluentes la mayoría de las decenas de arroyos que recorren el Valle de Iruelas transformando sus tierras en un fabuloso caldo de cultivo para el desarrollo de setas tan preciadas como la boletus edulis u otras más endémicas e impronunciables como la macrolepiota procera.
Otoño es la época del año que mayor curiosidad despierta entre los amantes de la micología. Los meses que tiñen de rojos y caobas las hojas de sus robledales, son también los encargados de hacer brotar con fuerza todo tipo de hongos y setas, convirtiendo el paraje en un auténtico vergel micológico.
No es casualidad que sean justamente estas fechas las elegidas por las administraciones locales para organizar excursiones y actividades de turismo activo que ayuden a educar y concienciar sobre la recogida responsable de este manjar culinario.
Para vertebrar este enclave tan seductor se ha habilitado una completa red de senderos de diversa dificultad y duración. En el extremo más sencillo, la ruta circular y accesible de 600 metros que bordea la Casa del Parque; en el lado opuesto, el complejo itinerario lineal de seis kilómetros que permite coronar los 1959 metros del Pico Escusa, el porte de más altura de toda la zona y desde el que se obtiene una vista panorámica de infarto.
En un comedido punto intermedio, por su longitud, encontramos la senda circular diseñada para visitar el Castañar de El Tiemblo, la maravilla botánica más sobresaliente de la Reserva Natural del Valle de Iruelas. Dos horas de cómodo trayecto que da comienzo en el Area Recreativa de El Regajo y que adentra al caminante en una experiencia multisensorial por uno de los bosques más sigulares y fotogénicos de la comarca, máxime con el albor dorado y cobrizo del otoño.
Otra interesante opción de senderismo es la que conecta el Puerto Casillas con el Pozo de la Nieve. 3,7 kilómetros. Dificultad baja con apenas cinco metros de desnivel. Un camino de contrastes que pasa de las superficies rocosas y graníticas de los tramos iniciales al húmedo bosque de helechos del final y que da acceso a todo un ejemplo de legado cultural árabe.
Apetecible en cualquier época del año por su suave clima, en el Valle de Iruelas encontrarás el lugar idóneo para dejarte sucumbir por la Madre Naturaleza.
Elísabet García