Allí donde acaba la sierra de Gredos y antes de que se alcen las sierras de la Paramera, se abre un gran hueco (hondo y estrecho) que ocupan el río Alberche y su valle. Aquí reside el municipio del Tiemblo, al sureste de la provincia de Ávila (acercando posiciones con la Comunidad de Madrid) y a los pies de Castilla y León
Podrás llegar aterrizando en el aeropuerto de Madrid-Barajas (a 1 hora y 15 minutos) y luego finalizando el recorrido en autobús. En coche, te conducirán hasta aquí las vías M-501 desde Madrid y la N-403 desde Ávila.
Un pueblo convertido en himno
Nadie mejor que los tembleños para contarte quiénes son y qué tienen para ofrecerte. Esto es lo que cantan en su himno:
“Es el Tiemblo mi pueblo querido / patria chica de mi corazón / que te llevo muy dentro del alma / es un pueblo como no hay dos. / [...] La ribera del río Alberche / baña al pueblo con mucho caudal / tiene playas y muchos frutales / muchos pinos de sombra ideal. / [...] Hidalguía, lealtad / y sonrisas por doquier que fueras. / Ven al Tiemblo que te espera / un edén que Dios creó…”
Merecerá la pena que te des una vuelta por:
- La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción (levantada en distintas épocas, a partir del siglo XV).
- La ermita de San Antonio (barroca). Su interior da cobijo al patrón de la villa, que tiene muchos devotos también fuera de la provincia.
- El ayuntamiento, de estilo neoclásico, con pórtico y torre que dicta las horas.
- Los hornos de las Tinajas (en el barrio del Castillo). Hablan del origen alfarero del Tiemblo, aunque las construcciones conservadas son del siglo XIX. También fueron ocupados por mimbreros y ganado. Actualmente están ligados a la enseñanza de antiguos oficios. Visitas concertadas.
En los alrededores
- Su término mantiene a buen recaudo las aguas del Charco del Cura y el embalse del Burguillo (construidos en los años veinte del siglo pasado). El río Alberche los alimenta y serán ideales para que te sueltes practicando vela y piragüismo.
- Los puentes de Valsordo y de Santa Yusta salvan de forma elegante el paso de la Cañada por encima del río Alberche. En la garganta de la Yedra también verás cómo se arquean los puentes de Pasil y de la Casilla.
- El monasterio de los Jerónimos, o de los “beatos de Guisando”, se fundó en el siglo XIV. Los primeros monjes fueron unos ermitaños procedentes de Italia que vivieron en cuevas naturales en el mismo cerro de Guisando. Se organizan visitas guiadas los sábados (reserva previa).
- En la dehesa de Valdesanmartín, en Valdepalomas, verás una necrópolis con más de 20 tumbas visigodas. En el Museo Provincial de Ávila se guarda parte de lo que se halló en ellas.
- El pozo de la Nieve es una construcción del siglo XX ubicada en el valle de Iruelas, entre el pico del Traviés y la Encinilla.
Los Toros de Guisando y la princesa Isabel
A unos 8 kilómetros del centro encontrarás el souvenir celta de los Toros de Guisando, cuatro esculturas de granito del siglo III a.C. y con inscripciones de época romana que miran hacia el oeste, hacia el cerro de Guisando (visitas: viernes-domingo y festivos). Marcan el inicio del Camino de Santiago de Ávila.
Es en este marco donde, en 1468, la futura Isabel la Católica fue nombrada heredera al trono de Castilla. Si sigues la Ruta de Isabel por las provincias de Ávila, Segovia y Valladolid conocerás más capítulos de su vida.
El Abuelo del Castañar
El valle de Iruelas abarca 6.000 hectáreas en las que aletean libremente especies protegidas como el águila imperial y el buitre negro. Te recomendamos una plácida ruta que te adentrará en uno de sus bosques más mágicos: la Ruta del Castañar (unos 4 kilómetros, 2 horas a pie; circular, desde el área recreativa del Regajo).
Por el camino tendrás el honor de saludar al más venerado de sus castaños centenarios: el Abuelo, que entre sus 19 metros de altura y sus 15 de diámetro ya acumula más de 500 años.
Sus tonos ocres y recoger castañas son dos argumentos de mucho peso que sitúan el otoño como estación preferida para visitarlo. Pero solamente la primavera te revelará un rincón donde florecen narcisos. ¡Tú decides!
El valle del Alberche y Tierra de Pinares
Por aquí encontrarás el empujoncito necesario para lanzarte a aventuras inolvidables como surcar el aire en parapente y ver, así, cómo luce el Tiemblo desde el aire. O disfruta tocando de pies en el suelo y haciendo algo más reposado como ir a la caza de setas.
El valle del río Alberche y la comarca natural Tierra de Pinares dibujan un área fascinante en el flanco este de la provincia de Ávila. Más allá de descubrir el territorio tembleño, se te abrirá un mundo de posibilidades encarnadas en el pinar de Hoyocasero, las poblaciones pintorescas de Burgohondo y Cebreros (con el Museo de Adolfo Suárez y la Transición)...
“Son sus fiestas orgullo de todos / y sus vinos, orgullo también...”
...Es lo que seguía rezando su himno. Y prueba de ello son celebraciones como el carnaval y sus concursos de carrozas, comparsas, trajes regionales, jotas… O Semana Santa y sus procesiones.
Corpus Christi llena las calles de alfombras de cantueso y los balcones y ventanas, de colchas y mantones. Las fiestas patronales de San Antonio de Padua (junio) traen todo tipo de actos folclóricos y deportivos. Las Ferias de San Antonio (septiembre) son ganaderas y también medievales, ya que los tembleños viajan a los tiempos de Isabel la Católica.
Y aquí está la celebración más antigua de todas: el Día de la Empanada (lunes de Pascua de Resurrección), una romería popular que tiene lugar en el paraje de San Gregorio y que se alarga hasta el anochecer. Los vecinos suelen abastecerse bien: con tortilla, chuletas de cordero, torrijas y vino de la tierra.
Otra ocasión para bendecir el vientre y el espíritu es el Día de las Patatas (1 de mayo), que se ha convertido en una agradable jornada de campo con este producto como protagonista. Y no hay que olvidar la Calbotá (1 de noviembre), que manda hacer una merienda a base de chocolate con churros y calbotes (castañas) asados.