Pampaneira, el pueblo de La Alpujarra por donde discurre el agua

Si se va de lo general a lo concreto, como si se utilizase el botón de ‘acercar’ en un mapa de Internet, de la provincia de Granada se podría minimizar la mirada a su zona suroriental y aún más hasta ver con más detalle la comarca de La Alpujarra. Y ahí, haciendo clic, clic, clic en la herramienta que permite acceder al detalle, se podría ver un pueblo minúsculo en extensión pero mayúsculo en importancia.

Se trata de Pampaneira, una localidad de poco más de 300 habitantes que fue declarada Bien de Interés Cultural en 1982. Además, forma parte de un Conjunto Histórico Artístico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto a otros municipios cercanos como Bubión y Capileira.

¿Qué es lo que hace que este lugar haya acumulado esos títulos tan notables? Pues prácticamente todas sus señas de identidad, que vienen de su pasado. Cuando los Reyes Católicos “reconquistaron” el Reino de Granada en 1492, muchos de los habitantes musulmanes se fueron a La Alpujarra en busca de cobijo y uno de los pueblos donde se pudieron quedar más tiempo (unos 80 años) fue Pampaneira. 

Esto explica que sus casas ostenten la arquitectura típica bereber, con sus tejados planos con chimeneas de sombrerillo, las fachadas blancas y los ‘tinajos’ propios de la zona. Este último término se refiere a las estructuras formadas por viguerías que conectan un edificio con otro por las alturas y en cuya parte superior suele haber una vivienda. Son similares a las estructuras de las ‘casas veratas’ propias de la comarca de la Vera en Extremadura y que se pueden ver en pueblos como Villanueva de la Vera.

Pero una de las características más marcadas de La Alpujarra granadina, que en Pampaneira se puede observar en varios sitios, es el aprovechamiento del agua. Gracias a las acequias que conducen el agua del deshielo de Sierra Nevada –zona en la que se encuentra el pueblo, situado a 1.058m de altitud– hacia el lavadero, las fuentes y ‘el río’ del pueblo que pasa por la calle Verónica (atención: cuando no hay sequía), una de las más llamativas del lugar.

El lavadero es otro receptor de ese líquido que antes fue nieve en la montaña. Construido a comienzos del siglo XIX y restaurado recientemente, era el lugar al que las mujeres (porque eran ellas las que se encargaban de este trabajo) iban a lavar la ropa y también era un sitio de socialización libre de la mirada masculina. Tiene forma cuadrada y es una muestra de arquitectura tradicional con sus muros mampostería, los seis caños de lavado y su techo cubierto con launa [una arcilla que protege de las inclemencias meteorológicas] al igual que el resto de construcciones del pueblo.

En Pampaneira también son conocidas varias fuentes. Una de ellas es la de San Antonio, también apelada como Chumpaneira a cuya agua se le atribuyen poderes sobrenaturales. Así lo dice la leyenda que se encuentra sobre su grifo: “Es fuente de la virtud y tiene tal magnitud que soltero que bebe con intención de casarse no falla, pues al instante novia tiene, ¡ya lo ves!”. Además, también es conocida la fuente del Cerrillo y la fuente de Sonsoles, que se encuentra en el Paseo de García Lorca, en cuyo recorrido se pueden leer versos ideados por el célebre poeta granadino plasmados en azulejos. 

Naturaleza de Pampaneira y estómagos felices

En el mismo paseo se puede obtener una vista privilegiada vista del barranco del Poqueira. De hecho, desde Pampaneira parten diversas rutas de senderismo para conocer la zona y una de ellas es la que lleva el nombre de dicho accidente geográfico. Se trata de un recorrido circular que pasa también por los pueblos de Bubión y Capileira. Tiene una longitud de 9,73 km que se completa en cuatro horas, aproximadamente, y su nivel de dificultad es medio.

También está la ruta de la cascada que va por el Sendero SL- A 220 de las Atalayas. Tiene una longitud de 2,48 km, se hace en 40 minutos y es muy fácil de completar. Los aficionados al barranquismo y el rápel también tienen la opción de realizar actividades guiadas en lo que respecta a estas prácticas.

Para recuperar fuerzas después de los paseos realizados –bien sea por el pueblo o por sus alrededores naturales– lo más adecuado es acudir a la plaza de la Libertad, centro neurálgico del ambiente del lugar. Allí están muchos de los restaurantes donde se puede disfrutar de la gastronomía tradicional alpujarreña como los gurullos con conejo y caracoles, la cazuela de papas y arroz, las habas fritas o las tarbinas. Los productos son de la zona.

Después de la comida, hay otras dos ‘obligaciones’ que hay que cumplir antes de irse de Pampaneira. Una es visitar su iglesia de la Santa Cruz, que data del siglo XVIII y que mantiene parte de artesonado mudéjar. Y otra es hacerse con algunos de los productos del pueblo: jarapas y alfombras de colores tejidas de modo tradicional y los chocolates artesanos de la Abuela Ili. 

Gestionada por varias familias de La Alpujarra, aplican las enseñanzas heredadas de la mujer que da nombre a la empresa y tienen hasta cerveza de chocolate y cacao labial en su sección de innovaciones además de los formatos más habituales de venta de chocolate como las tabletas. Todo un tesoro para el paladar que se esconde en el interior de Granada.