La Vía de la Plata fue ya una senda utilizada durante la Prehistoria, encargada de conectar el occidente de las dos Mesetas separadas por el abrupto paso del Sistema central en esta zona. Roma rehizo la senda y, convirtiéndola en una calzada, enlazó dos de las principales ciudades augusteas del Oeste hispano: Emerita Augusta, Mérida, y Asturica Augusta, Astorga, quedando así unidas hasta la actualidad las futuras comunidades de Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Asturias. La Vía de la Plata es ahora un gran espacio geográfico repleto de parajes naturales y ciudades históricas que, gracias a las vías de comunicación, se convierte en un nervio de gran interés turístico.
La calzada romana se prolonga a lo largo de unos 463 kilómetros. Restos de fortines, puentes y ciudades de origen romano jalonan la vieja calzada de la plata. A su paso por Salamanca, entre Puerto de Béjar y Pedrosillo de los Aires, se concentra el mayor número de miliarios ubicados en su lugar de origen.
Es a partir del siglo X cuando la Vía la Plata comienza a acoger el goteo de peregrinos del sur que se dirigían a Santiago de Compostela. El tramo que va de Mérida hasta Astorga, donde enlaza con el Camino Francés, es el de mayor recorrido y cruza de sur a norte el oeste peninsular de España.La influencia santiaguista en la Vía de la Plata es clara. A lo largo del recorrido se suceden iglesias bajo la advocación de Santiago y signos jacobeos.
El trazado turístico de esta ruta coincide en ocasiones con otras rutas de gran atractivo, que permitirán al viajero no sólo conocer un camino bimilenario, sino otros posos históricos de esta Comunidad. Un itinerario que no defraudará a quien se decida a seguirlo, pues los recursos artísticos y monumentales, se unen a los culturales, históricos y gastronómicos, para hacer de la Ruta Vía de la Plata un camino de alto interés para todo tipo de turistas.