El valle de Salazar (Zaraitzu ibarra en euskera) es un valle pirenaico de arquitectura cuidada, donde arte e historia se dan la mano y complementan junto a danzas, tradiciones o gastronomía una amplia oferta cultural.
Su gran valor natural se distribuye en dos partes diferenciadas; por el gran bosque de Irati y por las sierras de Abodi y Atuzkarratz.
El valle es famoso por sus numerosos senderos, los cuales llevan a visitar varios dólmenes, así como por el esquí de fondo.