El parque de María Luisa es el más famoso de Sevilla, y entre 1914 y 1973 fue el parque por antonomasia de la ciudad.
Este parque en principio formaba parte de los jardines del Palacio de San Telmo, de los duques de Montpensier, y fue donado a la ciudad en 1893 por la duquesa María Luisa Fernanda de Orleans.
Fue reformado por el ingeniero francés Jean-Claude Nicolas Forestier y por el arquitecto Aníbal González, abriéndose al público el 18 de abril de 1914.
Posteriormente en el parque se abrieron las plazas de España y de América, que constituyen unos de sus principales atractivos.
El parque presenta una variada arboleda de acacias, olmos y miles de setos; arrayanes, adelfas, laureles, rosaledas y flores. Todo ello unido a los lagos artificiales, fuentes y glorietas, con decoración de azulejos sevillanos.
En la plaza de Ameérica se encuentran dos edificios que albergan dos de los museos más importantes de la ciudad, el de Artes y Costumbres Populares y el Arqueológico.
Destaca de esta plaza la ordenación de sus jardines, en los que se alzan 16 estatuas de Victorias, columnas, escalinatas, entre otras.
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