Hay que acercarse a las famosas Cuevas de Altamira, cavidad natural con uno de los ciclos pictóricos y artísticos más importantes de la prehistoria, para empezar a narrar la historia de la bonita villa de Santillana del Mar. La “Capilla Sixtina” del arte rupestre se encuentra a las afueras de la que hoy es sin duda una de las localidades más conocidas y visitadas de toda la cornisa cantábrica.
Hace más de 15.000 años que el hombre eligió este asentamiento para organizar su modo de vida. Los orígenes de la actual Santillana del Mar se remontan al s. VIII, época en la que un grupo de monjes que llevaban consigo las reliquias de una mártir llamada Juliana, se asentaron en una zona deshabitada cerca de la aldea de Planes, situada a los pies del monte Vispieres.
Ese centro religioso se llamó “Sancta Luliana“, la actual Santillana. De la prehistoria se pasó al apogeo señorial y después a las épocas de gran pujanza eclesiástica cuando el cenobio ya era monasterio -hoy en día Colegiata románica del siglo XII- que lleva su nombre. Allí es una visita imprescindible por su rica variedad escultórica el claustro.
Santillana llegó a su esplendor económico y social a comienzos del siglo XIII, época en que se construyen torres como las del Merino y la de don Borja. En esa época también se convirtió en lugar de descanso para los peregrinos del Camino de Santiago. Hoy conforman su casco histórico importantes monumentos artísticos y casonas nobiliarias y montañesas construidas en los siglos XVI, XVII y XVIII como el Palacio de Velarde o la Casona de los Hombrones.
Algunas de las actividades más recomendables son:
- coronar el castro del Cincho, a 273 metros de altitud, para latir con el indómito pueblo cántabro;
- salvar los 5 kilómetros de la ruta al Monte Castillo para abarcar con la vista el verde rural (pasto de las vacas) que se funde con el mar;
- recorrer 10 km por el mar de Santillana hasta la playa de Santa Justa para descubrir en el acantilado la ermita del mismo nombre;
- sentirse peregrino por un día recorriendo parte del Camino de Santiago;
- o vivir la experiencia rural disfrutando de la granja del Zoo de Santillana, donde los más pequeños podrán conocer la fauna autóctona y foránea;
- adivinar las pulsaciones de los niños viviendo la magia de la Cabalgata de Santillana del Mar (fiesta de interés turístico nacional).
Son algunas de las claves para descubrir las tres verdades de Santillana del Mar: que sí es Santa, también tiene llanuras y está muy cerca del mar.
No te pierdas una visita a Santillana de Mar, ya que ha sido seleccionado como uno de los mejores pueblos para hacer turismo rural.