Reseguido por el río Huécar, contruido imponente en el perfil de las aguas, el paso del tiempo no ha podido acabar con el encanto único de Palomera, un pequeño municipio en la Serranía de Cuenca, a pocos quilómetros de Cuenca y a unos pocos pasos de los Palancares y Tierra Muerta.
Palomera se hace especial en cada plaza, en cada caserío y es que, construida en época medieval en forma de camino bordeando el río Huécar, conserva todavía algunas casas de arquitectura medieval, tallada en piedra. Destaca la posada, del siglo XV, y la iglesia Parroquial de San Justo y Pastor. Sin embargo, la belleza arquitectónica del lugar no ha acabado con la naturaleza del entorno pues los paisajes circundantes mantienen la esencia del paisaje serrano, con la cueva de Pedro Cotilla.
Palomera se convierte así en el paraje ideal para todos los amantes de la naturaleza y de las historias medievales, especialmente si completamos la visita acercándonos a Molinos de Papel, un caserío lleno de molinos del s. XII.