El monumento natural de Palancares y Tierra Muerta es, a pesar de su espectacular belleza, uno de los parajes más desconocidos de Cuenca.
Lejos de masificaciones, su descubrimiento resulta un paseo delicioso en plena naturaleza. Es el Monumento Natural más extenso de Castilla-La Mancha e incluye una valiosa representación de la naturaleza del Sistema Ibérico Meridional.
Cuenta con un conjunto de torcas y dolinas que supera la veintena, con llamativas simas, sumideros y lapiaces, así como con extensos sabinares albares y pinares.
Las torcas consisten en depresiones del terreno muy espectaculares provocadas por el hundimiento del techo de cavernas.
En el término de Cañada del Hoyo, estas depresiones toparon con acuíferos subterráneos que formaron 7 lagunas especialmente protegidas por su riqueza animal y vegetal, y cuya principal característica es un brusco cambio de color (se vuelven del mismo color que la leche desnatada) a finales de agosto, motivado por cambios químicos en ciertos microorganismos durante esa época del año.