Nada es llamativo ni desafina en el entorno de esta casa, esa fue la intención que guió a Emilio Rodríguez al amueblar y decorar su restaurante, la sencillez, ambiente acogedor y tranquilo donde comer es un acto social.
Cuidado exquisito en la selección de la materia prima, técnica impecable, cocción suave en su punto, salsas tradicionales y ligeras, son los elementos básicos de una cocina que sentó cátedra en la comarca de Lemos.La carta está dividida en cinco apartados, entrantes fríos, entrantes calientes, pescados frescos, carnes y aves. Si en los primeros domina la fuerza de los ibéricos, patés, pimientos de piquillo, espárragos, etc, los entrantes calientes juegan con cierta ventaja natural de la cocina tradicional gallega, como pueden ser el pulpo, las croquetas de marisco, la empanada y un largo etcétera.
Los pescados se preparan también según formas tradicionales, como la merluza a la gallega, caldeirada, rape y bacalao, forman un todo exquisito. Las carnes merecen un apartado específico, junto con el tradicional solomillo de ternera, está la costilla asada y mención aparte las temporadas de caza, como el jabalí, el ciervo y el venado. En cuanto a las aves, constituyen novedad de temporada, codorniz, pato y faisán.