El paso del río Miruelo o Meruelo, en Molinaseca, se realizaba por el “Puente Medieval” que da acceso a su Calle Real.
El puente, “de bella factura y bonita estampa”, y el único peatonal del Bierzo, identifica a la villa. La fábrica de las tres bóvedas más antiguas -hoy embotadas en el conjunto del puente- sugiere, según algunos autores, un origen romano.
Es copiosa la documentación que existe del mismo a partir del siglo XII. Sufrió a lo largo de la historia varias ampliaciones y modificaciones. Una muy importante en el siglo XVIII. La última, realizada en l.980 por la Dirección General de Arquitectura (con proyecto de José C. Velasco), es un ejemplo de acertada restauración.
El orgullo mostrado por los habitantes de la villa ante su “Puente Medieval de Peregrinos” está justificado. Representa, con el de Toral de Merayo, a una de las joyas del patrimonio histórico de la comarca.
Descripción técnica. El ancho del puente varía de los 2,6 metros en su lado Este, hasta casi los 4 metros en la bajada en la Calle Real. Las luces de sus siete bóvedas de sillería abarcan desde los 4,20 m. a los 8m. Las tres primeras por la margen derecha pertenecen, quizás, a un puente más antiguo; están semienterradas por lo que sus arcos de medio punto parecen escarzanos. Las otras cuatro, más modernas, son de medio cañón y peraltadas; también hoy, están modificadas