En el corazón de Debabarrena, Mendaro está formado por dos valles, coronado por la majestuosidad del agreste macizo de Arno, de extensos encinares. El valle kárstico de Aranerreka dibuja el segundo gran eje del municipio, un valle encajonado que se abre al paso el río Deba.
La majestuosidad de los paisajes atlánticos de los dos valles que conforman el término municipal de Mendaro convierte el municipio en un perfecto lugar donde practicar senderismo o montañismo de nivel inicial, sin grandes dificultades, pero ofreciendo siempre la impresionante vista del verde vivo, que se transforma en otoño, de los bosques de encinas que presiden el valle. Además, el rico patrimonio arquitectónico de las casas torre y la serena imagen de la ermita de la Santísima Trinidad o de Santa Ana completará la estancia con la belleza de la arquitectura que habla del pasado.
La impresionante vista que encontraremos si nos acercamos a Deba, con sus perfiles costeros recortados, desafiantes, contrastará con la amabilidad de los bosques de Mendaro y garantizarán una agradable visita al núcleo de Debabarrena.