Mallorca es la mayor isla de la comunidad autónoma uniprovincial de las Islas Baleares. Con 862.397 habitantes, según el último censo (2009) es también la segunda más habitada de las islas de nuestro Estado, justo por detrás de Tenerife.
La afluencia de viajeros ha sido una constante en toda la historia de Mallorca, que fue ocupada por griegos, fenicios, cartagineses, romanos, judíos, musulmanes y catalanes. Tanta gente ha dejado un impresionante patriomonio arquitectónico. Brevemente destacamos la Catedral de Palma, el Castillo de Bellver, el casco antiguo y el Call o barrio judío.
A partir de los años 60 fue también destino de trabajadores de todas partes de España que buscaban un puesto en el sector del turismo, y actualmente incluso se han formado comunidades de ingleses y alemanes que, enamorados de la vida en la llamada "Isla de la calma", decidieron quedarse.
Referente del turismo en España, destacamos de la isla sus tres vertientes: por una parte cuenta con espectaculares playas paradisíacas, algunas prácticamente vírgenes y otras algo más concurridas, sobre todo en agosto.
También nos interesan la Serra de Tramuntana y la Serra de Llevant, puntos de encuentro de excursionistas, ciclistas y deportistas de montaña. La primera en especial es maravillosa, pues, al ser litoral, ofrece unas vistas espectaculares al mar una vez en la cima y, si decide recorrer la sierra entera, puede aprovechar para bañarse en las playas que hay en sus valles.
Otro lugar digno de ver es el pequeño archipiélago de Cabrera, perteneciente al municipio de Palma y formado por varios islotes, aunque el más destacado es Cabrera. Viajando en un barquito (hay rutas montadas especialmente para turistas), en muy poco tiempo llegará a la isla, pues está a 13 kilómetros del Puerto. El territorio está deshabitado: es naturaleza en estado puro. Sus aguas son las más cristalinas de las Baleares, y están llenas de fauna marina. En tierra puede aprovechar y hacer una pequeña excursión hasta el Castillo de Cabrera.
