En la cornisa cantábrica, a orillas del golfo de Vizcaya, se despierta alegre, hospitalaria, la villa de Lekeitio. Con una larga historia de pescadores de ballenas y emprendedores, que se lanzaron al mar buscando aventura, su perfil se caracteriza por haberse abierto siempre al mar y entregarse a él sin más, adaptando todo su entorno a la belleza incomparable de sus playas, caracterizadas por la mirada siempre atenta de la isla de San Nicolás.
Lekeitio es el paraíso de aquellos que buscan la tranquilidad del paseo sin grandes esfuerzos, de la belleza al alcance de cualquiera. Y es que una paseada hasta el monte Lumentza nos permitirá disfrutar del perfil de este pedazo de costa, cuidado en su imagen y en su espíritu. Además, la maravilla de poder cruzar a pie el mar cuando la marea baja y acercarnos a la isla de San Nicolás despertará en aquellos que quieran cruzar el mar la más agradable sensación de libertad.
El Faro de Santa Catalina, que protege la costa, nos dejará contemplar de noche el perfil iluminado de este paraje, que de día se convierte en un espacio de turismo cultural y gastronómico, con rincones como la Basílica de Santa María de la Asunción.