El Convento de san Antonio es de estilo románico y es probable que date del siglo XI o de la primera mitad del siglo XII, si bien otras hipótesis apuntan a un origen anterior.
No se conoce la fecha exacta de su fundación.
La tradición sostiene que es del siglo XI y que fue promovido por el rey Alfonso VI (1040-1109), en el contexto de la campaña militar desplegada por la Corona de Castilla para la conquista de Toledo, en manos del poder andalusí.
El convento está realizado en mampostería de granito. Su elemento arquitectónico más importante es la iglesia, que destaca por la singularidad de su estructura, si se tienen en cuenta las pautas estilísticas imperantes en el románico de los siglos XI y XII.
A pesar de sus reducidas dimensiones, presenta una estructura de cierta complejidad, con cinco ábsides, tres naves y crucero.
Los ábsides son de planta semicircular y tienen diferentes alturas, distribuyéndose simétrica y escalonadamente. Los tres centrales se sitúan, a modo de prolongación, en la cabecera de cada una de las naves, mientras que los dos laterales se corresponden con los extremos de los brazos del crucero. Están formados por bóvedas de cuarto de esfera.
La existencia de cinco ábsides y, en consecuencia, de cinco altares hace pensar que en el lugar se celebraban varias misas en el mismo día, ante la prohibición litúrgica de que, en un mismo altar, se oficiasen varias misas en una única jornada.
Con respecto a las naves, están integradas por bóvedas de medio cañón y arcos de medio punto, sostenidos por diferentes sistemas de apoyo.
Los arcos del crucero y los triunfales se alzan sobre pilares cruciformes; y los restantes sobre columnas cilíndricas, con capiteles.
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