En la Plaza Vieja se encuentra el Convento de Nuestra Señora de la Salud (o de las Monjas Jerónimas), pregonado por una espadaña de ladrillo. Su origen es una ermita erigida por el sacerdote Diego Suárez, natural de Garrovillas.
Una bóveda de crucería cubre el presbiterio del templo, en el que destaca un magnífico retablo dorado de estilo barroco. En la hornacina central del retablo figura una imagen de la Virgen de la Salud, también llamada de la "O" o de la Encarnación, con vestido policromado; de autor desconocido, es de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII. En la parte superior existe una imagen del Arcángel San Miguel y, a uno y otro lado, las de San Jerónimo y Santa Paula.
A ambos lados del altar hay sendas capillas-hornacinas. La del lado de la Epístola acoge una impresionante imagen, toda de talla, del Señor con la Cruz a Cuesta, traída del convento de San Antonio. La del lado del Evangelio conserva en un sencillo retablo hasta ocho excelentes pinturas, atribuidas al Divino Morales. Abajo, aparece Jesús de busto, y, a los lados, San Pedro y San Pablo; en la parte izquierda se representan San Gregorio Nacianceno y Santa Lucía y, a la derecha, San Juan y Santa Rosa. Arriba hay una imagen de un santo a caballo.
La verja que da a la clausura se encuadra entre un par de columnas sobre plintos, sencillos capiteles toscanos, enjuto friso y un par de flameros entre los que hay una hornacina con frontón rematado en cruz franciscana. El hueco de la verja se forma con arco de medio punto con bóveda de cuarto de esfera y trompas.
El Coro está a los pies y la entrada, sencilla, en el lado del Evangelio.
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