Bajo un nombre infernal, Garganta de los Infiernos, se esconde uno de los rincones más paradisíacos de Extremadura. Situada en el Valle del Jerte, esta reserva natural de 6.800 hectáreas, que comparten los municipios de Tornavacas, Jerte y Cabezuela del Valle, cuenta con gran cantidad de saltos de agua, arroyos, cascadas, piscinas naturales y grandes pozas excavadas por la erosión circular de los ríos.
Presenta un desnivel considerable, que va desde los 600 metros a los 2.000 del pico Angosturas, factor que influye en su gran biodiversidad.
Se trata de un paisaje espectacular para la vista en cualquier época del año, pero disfrutar en un día caluroso de verano de un baño en alguna de sus piscinas naturales de aguas cristalinas y frescas es, sin duda alguna, uno de los placeres terrenales que todo el mundo debería probar.