En 1895, el banquero madrileño Adolfo Bayo encarga la realización de reconocimientos mineros en el Cerro de El Conjuro, al ingeniero civil de minas M. Stéphen Czyszkowski, cuyos resultados fueron muy prometedores; cuatro años después, en 1899, vende el grupo de minas de El Conjuro, San Adolfo, Santa Elisa y San Augusto a la sociedad francesa Schneider et Cie., la metalúrgica de El Creusot, por tres millones de francos; pero las dificultades en el transporte del mineral impidieron su explotación.
En 1954 la propiedad de las minas había pasado a Minas de Hierro de El Conjuro, S.A, de ENSIDESA, teniendo como principal destinatario los altos hornos de Avilés. En 1956, el Ministerio de Industria autoriza la instalación del cable aéreo, que entra en servicio en 1957, con un recorrido de 18 kilómetros entre las minas y Rules, donde se construye un cargadero desde el que se transporta el mineral en camiones al puerto de Motril.
En 1974 cesa la explotación minera. Los tres millones de toneladas de mineral extraído durante dos décadas, no cumplieron con las expectativas anunciadas en los informes de principios del siglo XX, motivando el cierre de las minas.
El 26 de febrero de ese mismo año Minas del Conjuro S.A., segrega una parcela de la finca matriz de 26.950 m², cediéndola gratuitamente a la Universidad de Granada.
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