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Este sitio está dedicado a mi tía abuela Lucía Murphy, cuya gran pasión fue crear aceites de oliva aromatizados y platos de pasta.
Érase un sábado, el 10 de Abril 1880, en el pueblo de Montescaglioso en la región Basilicata en Italia cuando nació Lucía, la quinta hija del campesino Aurelio Felice y su esposa Carmelina. Aurelio estaba algo decepcionado porque había tenido la esperanza de que su mujer finalmente de a luz a un hijo que le ayudara en el campo y en la recolección de las aceitunas. Pero Carmelina y Aurelio no tardaron en aceptar su destino.
Montescaglioso era un pueblo muy pobre. Muchos jóvenes emigraron a América en busca de trabajo y prosperidad. Las hijas Felice eran más que capaces de compensar la falta del hijo tan deseado y se volvieron mujeres guapas y vitales. Pero mientras sus hermanas ayudaron al padre tanto en el campo como en la oficina, Lucía era una cocinera aficionada.
Ya desde pequeña ayudó a su madre en la cocina siempre y cuando las pequeñas manitas lo permitían. A los diez años empezó a mezclar aceite con hierbas y tomates del huerto, creando así aceites aromatizados. Pronto los aceites y los sabrosos platos de pasta de Lucía se hicieron famosos en la región y más allá. Incluso vinieron pescadores a la casa Felice para cambiar su pesca por un tarro de aceite de la jóven cocinera.
En el curso del tiempo, algunos de los hombres que habían huído de la probreza regreasaron de Estados Unidos y compartieron su prosperidad con el pueblo. Hicieron venir los mejores artesanos de Europa a Montescaglioso para que restauren la antigua parroquia. Así ababó en el pueblo el joven picapedrero irlandés Charles Murphy. La familia Felice vivía cerca de la iglesia a así le alquilaron una habitación. Lo demás es historia: Charles y Lucía se enamoraron a primera vista y, poco después, se casaron.
Al cabo de dos años terminaron los trabajos en la iglesia y Charles y Lucía se fueron a vivir a Irlanda. Allí, el marido enamorado le construyó un invernadero a su esposa para que pueda seguir cultivando hierbas mediterráneas. Hasta ese entonces, la pasta y el aceite de oliva habían sido totalmente desconocidos en el país. Sin embargo, el arte culinario de Lucía pronto tuvo muchísimo éxito. Y así ocurrió que hay una pequeña región en Irlanda en la que la gente sostiene que la pasta realmente es una comida tradicional irlandesa.
Todos sabíamos que mi tía abuela había dejado un libro de cocina. Pero jamás lo encontramos – hasta ahora! Hace poco me llamó mi madre desde Irlanda con la noticia increíble de que por fin había encontrado las recetas de Lucía.
Y ahora queremos compartir las sabrosas recetas de Lucía Murphy con Ustedes aquí en Campos!