Brihuega se enclava en el valle de río Tajuña en la provincia de Guadalajara y, arropada por la barranquera que lleva al río, las peñas del cauce balconean el terreno en desniveles y la sitúan en el verdor de la vega, con huertas y jardines que le han valido el nombre de Jardín de la Alcarria.
La villa conserva la muralla, del siglo XII, y las tres puertas emblemáticas y originales. Merece la pena un paseo por el casco antiguo de Brihuega: templos como Santa María de la Peña, San Miguel o San Felipe y los edificios civiles del XVIII, como el ayuntamiento, la antigua cárcel o la Real Fábrica de Paños.
El entorno natural de Brihuega tampoco tiene desperdicio. A ello hay que sumarle la posibilidad de realizar rutas señalizadas, especialmente indicadas para senderistas y ciclistas.