Esta villa mallorquina se sitúa al suroeste de la Serra de Tramuntana y el mar, en la mayor de las Islas Baleares. El paisaje de este enclave privilegiado destaca por su carácter escarpado pero repleto de abundante vegetación mediterránea. Y por su olor a sal: Banyalbufar está hecho de bancales escalonados que van desde la Mola Planícia hasta la playa. Si las playas del sur de la isla tienen un aire caribeño, son amplias y de arena dorada y finísima, las del norte, como en el caso que nos ocupa, son agrestes, hechas de roca. En la playa de Banyalbufar hay además fuentes de agua dulce que cae directamente de la montaña. Los bañistas las usan como duchas naturales. Se trata de una playa poco conocida por los turistas y frecuentada por mallorquines.
Se recomiendan las rutas a pie en este municipio. La más famosa es la de Sa Volta des General, de dificultad moderada. Empieza en la carretera C-710 y acaba en la playa del Port des Canonges. Si se decide a hacerla, pasará por pinares y después formaciones rocosas para llegar al mar. ¡Quién no necesita refrescarse después del esfuerzo físico!