El Castillo de Aledo, estratégicamente situado entre las sierras Espuña y de la Tercia, se sitúa, al igual que el núcleo urbano de Aledo, sobre un macizo escarpado, delimitado en 3 de sus 4 lados por los barrancos de Borrazán al oeste, La Fontanilla al este, y la rambla de los Molinos al sur.
Fue construido en la Alta Edad Media por los musulmanes para favorecer la defensa de un enclave de gran valor, un altozano en la falda meridional de Sierra Espuña que vigila un amplísimo territorio, principalmente el valle del Guadalentín, pasillo de comunicación entre Levante y las tierras del Reino de Granada. En días claros se llega a divisar incluso la costa mediterránea.
Debido a la importancia estratégica del mismo, para poder abastecerse ante posibles asedios la propia construcción original incluía un sistema de abastecimiento de agua.
En 1088, el noble castellano García Giménez tomó el castillo de Aledo aprovechando el desconcierto musulmán tras la caída de Toledo (1085) y las disensiones entre los gobernadores murcianos y el emir sevillano, iniciando así el hostigamiento de los territorios andalusíes durante años.
La primera campaña árabe contra Aledo fracasó estrepitosamente y fue una de las causas que decidió al califa almorávide a iniciar la conquista definitiva de Al-Andalus, incorporándola como provincia a su imperio. Finalmente en 1091 tropas norteafricanas sometieron la plaza de Aledo.
Una vez incorporada la Taifa de Murcia a la Corona de Castilla, Aledo pasó a pertenecer a la Orden de Santiago, bajo cuyos auspicios se reconstruyó la Torre del Homenaje, que es el componente más conspicuo y visitado de la fortaleza que hoy es observable. Todo el conjunto está declarado Bien de Interés Cultural por la disposición adicional segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del patrimonio histórico. [Wikipedia]