Ya Carlos V, cuando pisó España por primera vez, quedó enamorado de la hermosa localidad de Villaviciosa, situada en la costa litoral del Principado de Asturias. Y es que este concejo seduce al visitante con una multitud de encantos: un puerto imperial, una playa en una Reserva Natural, unos llamativos cascos históricos en sus villas, unas magníficas vistas al azul de las rías y al verde de las pumaradas y una exquisita gastronomía marcada por el marisco fresco y la sidra.
Sus casas colgantes sobre el mar, su ambiente de puerto pesquero, sus 70 casas rurales y sus afables gentes harán que tu escapada rural no desaparezca nunca de tu memoria.
Lo que no te puedes perder en Villaviciosa
Su casco antiguo ofrece un agradable paseo en el que pueden verse casas tradicionales y palacios centenarios, como la casa de los Hevia, repartidos por las escalonadas calles. Si quieres conocer la auténtica y tradicional arquitectura asturiana, acércate a la aldea de Sietes y sus antiguos hórreos.
Villaviciosa también destaca por su vasto patrimonio prerrománico y románico: la iglesia de San Salvador de Valdediós (siglo IX), de tres naves; la iglesia de San Andrés de Bedriñana (siglo IX); la iglesia de San Salvador de Fuentes (siglo XI); el monasterio Santa María la Real de Valdediós (siglo XII), fundado por Alfonso IX; la iglesia de Santa María de Lugás (siglo XIII); la iglesia de Santa María de la Oliva (siglo XIV), con algunos elementos góticos; o la iglesia de San Juan de Amandi (siglo XVII), de estilo barroco.
Para maravillarte con unas magníficas vistas acude al puerto imperial de Tazones, que forma parte de las rutas imperiales de Carlos V en Europa, ya que fue el primero que el emperador visitó en su primer viaje a España. De hecho, Villaviciosa realiza una recreación histórica del I desembarco de Carlos V, dada la admiración de este por las vistas que ofrece el puerto. En su conjunto histórico no te olvides de visitar el faro de Tazones.
Otras alternativas que ofrece el concejo para explorar su patrimonio son las rutas rurales:
- Ruta de los molinos del ríu profundu. Es ideal para conocer el paisaje y la larga tradición que tuvieron los maliayos en la actividad molinera.
- Ruta peña cabrera. Se trata de un ascenso a través de las praderas, los bosques y las aldeas de Villaviciosa.
- Ruta del azabache. Una excursión de 5 kilómetros, de Tazones a Oles, para conocer la extracción y la tradición artesanal del azabache. Todo ello con la costa Jurásica de fondo.
La naturaleza abraza Villaviciosa
Los amantes del turismo rural disfrutarán en la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa, un enclave natural en el que confluyen río y mar hasta adentrarse en Villaviciosa.
El parque alberga una rica biodiversidad. Los amantes del birdwatching hallará una gran representación de especies de marisma. También pueden realizarse un amplio número de senderos para explorar sus extensos bosques y sus cimas, que se erigen como miradores naturales privilegiados. Además, es un lugar ideal para la práctica de deportes como el surf, el windsurf, el piragüismo, la vela, el parapente o el ala delta.
Dentro de la reserva destaca del Bornizal, se trata de un islote arenoso situado frente al puerto deportivo El Puntal. Para acceder es imprescindible tener autorización.
En la desembocadura de la ría encontramos la playa de Rodiles, uno de los arenales más extensos de Asturias (1.000 metros de longitud y 300 metros de ancho), con una frondosa zona de vegetación de pinos y eucaliptos y un paseo marítimo de madera. Esta playa ofrece todo tipo de servicios y está galardonada con la Bandera Azul.
Por último, en los pantanales de la ría se sitúa una de las fábricas de sidra más antiguas de Asturias, El gaitero.
¿Qué comer en Villaviciosa?
Villaviciosa dice tener la mejor fabada del mundo, pero allí también puedes degustar la caldereta de pescado, el besugo a la chopa o el bonito a la sidra.
Si vas en octubre, no te pierdas el Festival de la Manzana, declarado fiesta de interés turístico regional, en el que se ensalzan todas aquellas actividades relacionadas con el fruto estandarte de la región: catas de sidra, jornadas gastronómicas, talleres de cocina, exposiciones de manzanas...