Con 1.962 metros sobre el nivel del mar, Valdelinares se sitúa en plena sierra de Gúdar, en Teruel. Se trata de una población pintoresca, de solo 120 habitantes, que resalta por sus colores sobre el verde de la ladera y que regalará al visitante un remanso de paz en su escapada rural. Además, el Instituto Geográfico Nacional lo ha certificado como el municipio más alto de España.
Aunque es conocida por su estación de esquí, Valdelinares ha ido incorporando a su paisaje rural y natural una serie de servicios orientados al turismo rural, pero sin masificarse. Por todo ello, se presenta como un bonito municipio en el que tanto pueden practicarse deportes al aire libre como pasear y relajarse en su entorno.
Un paseo cultural a 1.962 metros de altitud
Su situación privilegiada lo convierte en un mirador natural fantástico. Una caminata por sus calles, asentadas sobre la ladera soleada de la montaña, nos dará una visión magnífica de la sierra de Gúdar.
Valdelinares está formado por un número reducido de casas que aún conservan la arquitectura popular. Entre su patrimonio cultural destacan:
- La casa de la vila. Uno de los edificios más antiguos de Valdelinares y construido en mampostería con aleros de madera y balcones corridos.
- La Cambra. La antigua casa consistorial ha tenido muchas utilidades a lo largo de la historia. Hoy en día es una muestra más de la arquitectura tradicional (mampostería de y cubierta de madera) a la que no renuncia esta villa rural.
- La iglesia Virgen de las Nieve. Este edificio, construido en mampostería y piedra de sillar y con bóvedas de cañón, data del siglo XVIII y tiene una bonita portada barroca y una alta torre que corona el pueblo más alto de España.
- Las ermitas de San Cristóbal y de virgen de Loreto. La primera es de estilo mudéjar y se sitúa en un lugar ideal para disfrutar de las vistas. De la segunda (siglo XVIII) llaman la atención sus ocho columnas toscanas y sus dos ventanas exteriores de adoración.
- El lavadero. Este edificio de mampostería, con bóveda de medio cañón y arco de sillería, es una muestra más del carácter rural que aún conserva esta hermosa villa.
- Las fuentes. En casi todas las esquinas de Valdelinares encontramos una fuente de agua fresca y potable, y es que es uno de los mayores recursos de este municipio. Algunas de ellas son la del Lugar, que es la más antigua del casco urbano; la del Vallejo, que está en un lugar ideal para relajarse; y la de a Raza, que se encuentra en el centro del pueblo.
- El mirador. Desde allí pueden contemplarse las terrazas de cultivo, el pasto de la ganadería (que practica la trashumancia), los abrevaderos, los descansaderos y los corrales. Además de unas maravillosas vistas a la sierra.
La naturaleza en Valdelinares
La situación geográfica de Valdelinares es extraordinaria, ya que la encontramos entre los picos más altos de la Sierra de Gúdar: el Monegro (1.957 metros), el Alto del Hornillo (2.002 metros) y el Peñarroya (2.020 metros). Además, el nacimiento del río Linares serpentea en las inmediaciones del pueblo. Otros de los ríos que pasan por Valdelinares son el Sollavientos, el Guadalope y la cabecera del río Alcalá.
El paisaje es una extensa pradera de verdes hasta llegar a los bosques de la sierra del Monegro en contraste con el azul del cielo y los ríos. El pino es la especie más abundante de esta región, de hecho, allí se encuentra el bosque europeo más meridional de esta especie. Pero también podremos pasear entre escaramujos, sabinas rastreras y enebros. Si vas en primavera, podrás contemplar el estallido de colores de los narcisos, las amapolas, las orquídeas y las prímulas. Y si te acercas en otoño, disfrutarás con la gran cantidad de setas que proliferan en la zona.
En su fauna destacan el buitre leonado, el águila real, los mochuelos, los búhos, los jilgueros y los petirrojos. También las truchas y los barcos surcan sus ríos. Y en una caminata por esta región podremos topar con cabras montesas, jabalíes, zorros y ardillas.
¿Qué comer en Valdelinares?
La trufa negra es una de las grandes protagonistas de la gastronomía de la comarca Gúdar-Javalambre, ya que esta comarca es una de las zonas truferas más importante de España y Europa con 8.000 hectáreas de plantación. La trufa negra de Sarrión podemos degustarla en unas tostadas con aceite de oliva, rallada en unos huevos fritos o aderezando guisos, embutidos y quesos.
La otra estrella de esta gastronomía es el jamón con Denominación de Origen de Teruel. Otros platos que nos ofrece esta región de Aragón son el salteado de rebollones, las setas con huevo de caserío y panceta crujiente, las patatas juntas o el empedrado. Y de postre calabaza con naranja trufada, toda una experiencia para el paladar.