No te dejes intimidar por su nombre. Sus inviernos tienen bastante carácter, pero también sabe premiar con veranos templados. Búscala a unos 1.100 metros de altitud, en el noroeste de la Comunidad de Madrid, recogida en el valle de Lozoya y dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Sabe venderse como una de las villas más bonitas de la sierra. ¿Lo compruebas?
¡Llegar es muy fácil! Haz una primera parada en el aeropuerto de Madrid-Barajas y luego toma un autobús (línea 194 desde la plaza Castilla de Madrid o 194A desde el municipio de Buitrago del Lozoya). O coge un tren de la línea C8b hasta Cercedilla y luego otro de la C9 hasta el puerto de los Cotos (estación de Cotos). En coche, combinan muy bien la vía A-1 y la M-604.
Además, podrás descubrir la comarca de la Sierra Norte con el tren turístico Translozoya, que va de la estación madrileña de Chamartín a la de Somosierra-Robregordo.
¿Qué te animamos a ver?
- Su arquitectura popular, propia de la sierra de Guadarrama.
- Su vistoso ayuntamiento, de estilo neomudéjar.
- La Casona, antiguo hospital.
- El monasterio de Santa María del Paular (del siglo XIV, a 2 kilómetros). Es su joya más preciada. Estuvo bajo el manto de la Orden de la Cartuja (fue la primera cartuja del Reino de Castilla) y en el siglo XX le tomó el relevo la benedictina. El claustro (gótico flamígero) es obra de Juan Guas y de sus paredes cuelgan cuadros del florentino Vincenzo Carduccio. En el patio del Ave María verás una portada de piedra ideada por el arquitecto renacentista rascafriense Rodrigo Gil de Hontañón.
- El puente del Perdón, cerca del monasterio. Era el último lugar donde los condenados podían apelar contra su sentencia.
- Los molinos de Bartolo, de Briescas y del Cubo (siglos XVIII y XIX), junto al río Lozoya y el arroyo Artiñuelo.
- La iglesia parroquial de San Andrés Apóstol (del siglo XV), con bóvedas góticas y artesonado del siglo XVI. Un obús impactó en su chapitel y sus campanas desaparecieron durante la Guerra Civil. Las nuevas se elaboraron con metal de aviones estrellados. Puede que te sientas bellamente observado por algunas esculturas procedentes del Paular, como la de san Miguel Arcángel. Tu visita será doblemente agradable si coincide con alguna representación teatral u otros eventos.
- Las piscinas naturales de las Presillas. ¿Irás en época de calor? Pues no hace falta decir nada más…
Para acabar de ubicarte un poco más, harás bien en acudir a la Oficina de Turismo de Rascafría y a los centros de visitantes Peñalara y Valle del Paular.
El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama
Entre sus 33.960 hectáreas, uno de sus puntos clave está en el término municipal de Rascafría: el pico Peñalara, bien rodeado por su circo y sus lagunas glaciares. Sus 2.428 metros de altitud marcan el punto más alto del parque y de la Comunidad de Madrid. Aliándose con cuatro cumbres más, dibuja la característica cresta del macizo de Peñalara, que va desde el puerto de los Cotos hasta el pico de los Neveros.
Todo queda bien enmarcado en el valle del Lozoya, conocido como “la joya del Guadarrama” y que es ideal para observar la gran diversidad de aves que sobrevuela sus cielos: grajos, cigüeñas, águilas, buitres… O la Graellsia, una hermosa mariposa nocturna.
Pero hay mucho más que ver en esta sierra, como los bosques y pinares de Cercedilla, la Fuenfría y la Acebeda. Y las formaciones graníticas de la Pedriza (un bus lanzadera te llevará gratuitamente desde Manzanares el Real los fines de semana y festivos en temporada alta).
¡Siempre hay un hueco para el deporte!
Por ejemplo, realizando rutas y actividades a caballo, pescando, haciendo piragüismo… O recorriendo a pie o en bicicleta una de sus Rutas Verdes. En el puente del Perdón podrás iniciar una que te conducirá hasta el jardín botánico Arboreto Giner de los Ríos: sus más de 200 especies te harán viajar prácticamente por todo el mundo. Por otra parte, en los meses de más frío lo tendrás más que fácil para deslizarte por la estación de esquí de Valdesquí.
Cintas, folk y romería
Sus celebraciones incluyen tanto la solemnidad de las procesiones religiosas de Semana Santa como la diversión de las carreras de cintas a caballo, en carnaval. Y, con la llegada de El Mayo, el tronco más esbelto se alza en la plaza del pueblo celebrando la explosión de la primavera y la fertilidad.
Entre el jolgorio rascafriense destaca la festividad de la Virgen de Gracia y San Roque (agosto), con música, pasacalles, caldereta… En el mismo mes tiene lugar la Romería al Puerto de Malagosto, punto de encuentro de los habitantes de ambos lados de la sierra. Y durante la Pasarela Artiñuelo desfilan los trajes que llevaba la gente del campo en sus distintas tareas.
Además, en la zona de las Presillas, a la vera del río Lozoya, disfrutarás del Festival Folk de la Sierra Norte (julio), que ya ha oído artistas como Luar na Lubre, Celtas Cortos y Carlos Núñez.
Pecados artesanales
Podrás hacerte una idea de su tradición culinaria asistiendo a las Jornadas Gastronómicas de Setas, Caza y Vino (octubre y noviembre). Y es que sus recetas más populares se llevan a cabo rebuscando ingredientes entre sus bosques. Pero también en sus montes y prados, ya que los asadores tradicionales del valle de Lozoya trabajan con los productos de ganadería Sierra de Guadarrama. Comas lo que comas, crearás más armonía sirviéndote uno de sus Vinos de Madrid.
¿Quieres pecar? En la fábrica Chocolate Natural te invitarán a hacerlo. Son grandes artesanos endulzando sueños y paladares. Encontrarás otros productos igual de tentadores, pero ya bajo bendición, en la tienda del monasterio del Paular, donde los monjes benedictinos elaboran quesos, miel, licor…