En el océano Tenebroso, pasadas las Columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar), había una isla con una raza de perros muy feroz… Se la llamó Insula Canaria, “isla de los canes”. Palabra del romano Plinio el Viejo.
Si te hueles unos días de turismo rural con sol sureño, en medio de la manada de las islas Canarias te espera el prometedor destino de Gran Canaria, la gran isla de los canes (déjame que juegue aplicando una regla de tres...). Y no te preocupes, puede que jugueteen, pero ¡los grancanarios no muerden!
Puedes llegar en avión, aterrizando en la bahía de Gando, al este de la isla. El aeropuerto de Gran Canaria se acomoda entre los municipios de Ingenio y Telde. También puedes aprovechar las conexiones con la Península o las demás islas del archipiélago canario con barco o ferri. Y, una vez dentro, tienes toda una red de guaguas (autobuses) a tu servicio.
¿Te cuento qué esconde este pequeño gran continente?
Una pizca de urbano (antes de pasar a lo rural)
Si por proximidad sientes la tentación de acercarte primero a la capital de Las Palmas, remójate en la siempre cambiante playa de las Canteras, paséate por el Jardín Botánico Canario y súmete en el barrio de Vegueta. ¿Qué contiene? Calles empedradas, casas con balcones de madera, patios llenos de plantas… Y su punto más emblemático: la plaza de Santa Ana, escenario de las Fiestas Fundacionales (junio).
A unos 30 minutos está Teror, centro de peregrinación isleño que cada 8 de septiembre atrapa canarios de todos los puntos cardinales, como si de un imán se tratara, para venerar a la Virgen del Pino. Entre su entramado urbano hay mucho colorido y una inmejorable muestra de arquitectura señorial. Además, si vas un domingo podrás rebuscar entre su mercadillo.
La naturaleza en forma de collage
¿Con cuántas de sus múltiples formas quieres que te sorprenda la belleza natural grancanaria? Esta reserva de la biosfera tiene mucho que decir al respecto:
- Toma baños de sol y de sal en todo tipo de playas: de arena blanca o volcánica, de piedras, solitarias o urbanas…
- Rodéate, en San Bartolomé y al pie de su faro, por las olas azules del mar y las amarillas de la Reserva Natural de las Dunas de Maspalomas. En la Charca, las aves se toman un respiro antes de migrar hacia África.
- Adéntrate en el Parque Natural de Tamadaba. Su pinar, refugio de aves protegidas, es uno de sus platos fuertes. Tres municipios encalados se reparten este verde pastel: la Aldea de San Nicolás; Agaete, con los imperdibles del puerto de las Nieves y el Dedo Dios, y Artenara, con su archivisitada ermita de la Virgen de la Cueva.
- Redescubre el firmamento. Sus altos montes y oscuros cielos van a presentarte de nuevo la luz y los nombres de cada estrella. Y el Observatorio de Temisas puede ayudarte.
- ¡Hay más! Sigue leyendo...
De Arucas a más allá del cielo
Arucas es un buen lugar donde tomarse un ron, quedarse embelesado por su arquitectura y dejar que fluya el romanticismo en los jardines de la Marquesa. En el orden que prefieras. Sin que se te olvide explorar Piedras la Cantera y llevarte un recuerdo con su típica piedra azul.
Desde la costa de Arucas, una carretera te llevará al corazón de Gran Canaria, donde las cumbres de Tejeda suelen quedar por encima de un mar de nubes. Aquí, más allá del cielo, encontrarás el Roque Nublo, símbolo de la isla, y el Roque Bentayga, un lugar sagrado para los aborígenes. Los 1.956 metros del Pico de las Nieves marcan el techo de la provincia de Las Palmas.
Seguirás un poco en las nubes cuando visites el encantador pueblo de Tejeda. Aquí te quedará claro cuál es su producto estrella con solo asistir a la Fiesta del Almendro en Flor (febrero) o probar dulces típicos como los mazapanes y el bienmesabe. También puedes llegar hasta él en transporte público desde Las Palmas tomando la guagua 303 hasta San Mateo (donde te sentará muy bien su pan de huevo con azúcar) y, luego, la 305 o la 18.
Mundo aborigen
Estás de enhorabuena, en esta isla se encuentra una de las joyas naturales de Canarias: el barranco de Guayadeque, que corta el aire y la respiración de cualquiera entre los municipios de Ingenio y Agüimes, donde podrás mirártelo en perspectiva desde el mirador del barrio de Santo Domingo.
Fue uno de los enclaves preferidos de los aborígenes (da fe de ello el Museo Canario de Las Palmas) y en sus paredes su excavaron centenares de cuevas, donde también luce el arte rupestre (¡el Museo del Sitio de Guayadeque te lo mostrará!). A día de hoy, hay muchas casas cueva habitadas, otras donde podrás sentarte a comer y una ermita que ha excavado roca y multitud de oraciones.
Pero los antepasados grancanarios también se esparcieron por otros muchos lares. Compruébalo en la Fortaleza de Ansite, edificio volcánico hundido en la caldera de Tirajana; el Parque Arqueológico del Bentayga; el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada; el Complejo Arqueológico de Acusa y otras cuevas de Artenara...
¡A subir pulsaciones!
Muchos escenarios van a invitarte al senderismo, como el barranco de Tirajana de Santa Lucía, hasta desembocar con él en el mar. Y podrás lanzar pelotas de golf al aire siguiendo el recorrido del cráter del volcán Bandama. Aunque con este paisaje no sé si podrás concentrarte demasiado en el juego…
También podrás empaparte bien de mar. En barco de vela, moto acuática, con un minicrucero, nadando, pescando, besando la costa en kayak, haciendo surf, windsurf (sobretodo en Pozo Izquierdo), submarinismo… O enrolado en un catamarán que te lleve a pocas millas de la costa para saludar a los delfines.
Las papas, ¡arrugadas!
En Gran Canaria les van mucho los pescados fritos y los platos con carne de vaca y de cabra. Además, rebosan autenticidad sus papas arrugadas, sus caldos de papas, sus potajes de berros y jaramagos, su sancocho, su gofio escaldado...
Por pueblos, harás pequeños hallazgos: potajes de habichuelas, calabaza, batata y piña en Arucas; conejo al salmorejo, bollos de cuajada o tortillas de calabaza en Artenara… ¡El resto, descúbrelo por ti mismo!