Nuestro destino se asienta en una península entre dos rías (Castellano y Quejo) y haciendo frente al mar Cantábrico, con el cabo de Quejo como proa y bajo el vuelo de gaviotas y el signo de la Osa Mayor. Una zona que es tierra de paso en el Camino del Norte, que se dirige a Santiago de Compostela, y uno de los puntos más visitados de la región.
¿Quieres un poco más de contexto? Ves ampliando el foco: costa oriental de Cantabria, comarca de Trasmiera, municipio de Arnuero... Y, dentro de este, cuatro localidades: Arnuero (la capital), Isla, Castillo y Soano. Y tu Isla, a 40 minutos (unos 45 kilómetros) de Santander, la capital cántabra.
¡Coge tu coche y pon rumbo a una nueva aventura! La autovía del Cantábrico (A-8) te dará el empujón que necesitas (con salidas en Beranga y Gama y luego buscando la carretera comarcal Arnuero-Isla). En avión, cógete un billete hasta el aeropuerto Seve Ballesteros-Santander (a unos 40 kilómetros, 35 minutos) y deja que las conexiones en autobús hagan el resto.
Tres poderes en uno
Isla mira al mar cantábrico, de frente y sin pavor. Desafiándolo desde lo alto de agrestes acantilados, aquí parece manso. Y se rodea de la belleza de sus extensas playas y recogidas calas, y de una campiña repleta de huertas, encinares y praderías, donde asoman casonas y torres medievales.
Su casco histórico, con sus antiguas casas blasonadas, sigue sumergido en una atmósfera medieval. Entre sus edificios sobresalen aquellos que nos hablan de los tres poderes que tuvieron influencia sobre el lugar: la casa palacio de los Condes de Isla (poder civil); la iglesia de San Julián y Santa Basilisa (poder religioso), conocida como “la catedral de las Siete Villas”, y las torres medievales de Cabrahigo y del Rebollar (poder militar). Cuando conquistes la loma donde se asienta la torre de Cabrahigo, te habrás ganado una hermosa vista de todo el municipio y el mar.
Con motivo de los peregrinos que pisan sus caminos rumbo a Santiago, Isla se ha ido embelleciendo y es uno de los lugares más visitados del municipio de Arnuero. Otro testimonio de ello es el antiguo hospital de peregrinos, que tras una rehabilitación funcionará como albergue para devotos aventureros venideros.
El Ecoparque de Trasmiera
Es un museo al aire libre de unos 25 kilómetros cuadrados para entrar en contacto con el patrimonio cultural y natural de Isla mediante el turismo sostenible. Incluye su casco histórico, sus playas y acantilados, las rías de Quejo y Castellano, el monte Cincho y la marisma Joyel (dentro del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel), donde se funden agua dulce con agua salada y las especies viven a merced de la mareas.
Estos son los centros que abren durante todo el año:
- El molino de mareas de Santa Olaja, transformado en Observatorio de la Marea (el horario de visita depende de la marea). Es uno de sus principales atractivos y está situado en la marisma Joyel, al fondo de la ría de Quejo. Se puede acceder cogiendo un camino en la carretera entre Isla y Soano.
- La Casa de las Mareas (en Soano).
- La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con un importante retablo plateresco, y el Observatorio del Arte (visita conjunta, en Arnuero). ¡Verás lo apañados que son los trasmeranos! Trabajaron por media Península construyendo puentes, retablos, campanas… y contribuyeron a alzar catedrales y otros edificios que hoy son patrimonio mundial. Hubo poblaciones enteras dedicadas a oficios relacionados con la arquitectura.
- Centro de Tradiciones Salvador Hedilla - El Observatorio de la Memoria (en Castillo). Es un homenaje a un aviador de estas tierras y que fue el primero en unir la Península con las Islas Baleares aterrizando en Palma de Mallorca. También te hablarán de los antepasados y de otras grandes personalidades de la comarca.
¡Mira por donde pisas!
A pie o en bicicleta, aquí tienes algunas ideas para ponerte en ruta: enlaza la playa de la Arena con la ermita de los Mártires (5 kilómetros), la playa de Quejo con la ría Castellano (unos 4 kilómetros, puedes aparcar tu coche en el camping de Isla), traza un recorrido circular desde el casco antiguo pasando por el cabo de Quejo y la playa de la Arena (10 kilómetros)... Si no te decides, el monte Cincho y su mirador entre encinas siempre son una apuesta segura.
¿Necesitas más planes? Pues salta del verde monte al dorado de las playas de arena fina de Isla y deja grabada en ellas tu silueta, tumbado al sol. O lánzate al azul de sus aguas cristalinas y báñate, pesca, haz surf o deportes náuticos lidiando zalameramente con el mar Cantábrico.
¿Te apetece algo más cultural? Quizá aún no hayas pasado por la iglesia románica de Santa María de la Luz, en Soano...
Entre el mar y la huerta
En Isla se ansía la llegada del verano no solo por el calor, también por las fiestas que acarrea el mes de agosto: Santa Filomena (11) y San Roque (16 y 17). Y precisamente estas últimas te pueden llevar a descubrir la sencillez de la ermita de San Roque y San Sebastián (en el barrio de Quejo), entre las playas del Sable y los Barcos.
Pero el mes de septiembre tampoco está nada mal, con sus Jornadas Gastronómicas de la Huerta y el Pimiento de Isla, donde también son muy aclamados los sabrosos caricos.
El otro gran terreno de cosecha son sus aguas, donde, por encima de todos los pescados y mariscos (que dan más de una alegría gastronómica), reinan las langostas y los bogavantes. Aunque el recetario tradicional de Isla también tira al monte, y a las afamadas carnes de Cantabria.