Aínsa es una hermosa villa histórica situada en un enclave privilegiado del Pirineo Aragonés. El municipio está formado por 25 pueblos con una gran riqueza patrimonial.
En una escapada rural podremos visitar cerca de este bonito pueblo el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara y el valle de Benasque. Si preferimos quedarnos en Aínsa, su casco antiguo medieval nos seducirá por completo, ya que encontraremos numerosas huellas de las culturas musulmana, romana y celta que pasaron por allí.
Sus agradables gentes y sus 15 casas rurales harán que te enamores de esta villa que transpira naturaleza, una rica gastronomía y una amplia variedad de lugares culturales que visitar.
El casco antiguo de Aínsa, un placer para los sentidos
Un paseo por las calles de la villa de Aínsa, declarada Conjunto Histórico-Artístico, nos transportará de inmediato a la época medieval. Además, los ainsetanos son gente afable que está encantada de mostrar su patrimonio cultural al turista rural.
No podemos dejar de visitar la plaza mayor; la iglesia de Santa Maria (siglo XII), declarada Monumento Nacional; las fachadas de casa Arnal (siglo XVI); la casa Bielsa (siglo XVI); su castillo (siglo XI), con su imponente muralla y sus puertas; y la Cruz Cubierta (siglo XVI), que representa la victoria de las tropas cristianas sobre el ejército musulmán, en el 724.
Los 25 bonitos pueblos de Aínsa
Los bonitos pueblos que conforman el municipio también tienen mucho que ofrecer.
- Arcusa y su iglesia Parroquial de San Esteban (siglo XVI)
- Arro y su mirador natural a Sobrarbe
- Banaston y su iglesia parroquial de San Martín (siglo XVI)
- Camporrotuno y su pintoresca construcción urbanística de casas apiñadas (siglo XVI)
- Castejón de Sobrarbe y sus ermitas de San Hipólito y de Santa Waldesca (siglo XVII)
- Castellazo y su iglesia dedicada a la Epifanía del Señor (siglo XVI)
- Coscojuela de Sobrarbe y su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI)
- El Coscollar y sus tres únicas viviendas y una capilla del siglo XVII
- Gerbe y sus tres atractivos barrios de arquitectura popular: Cabo Lugar, Abadiao y Medio Lugar
- Griebal y las ruinas de su antigua iglesia del siglo XVI
- Guaso y sus barrios distribuidos en unas abruptas laderas
- Javierre de Olsón y sus casas Coronas y Perdiz de arquitectura tradicional
- La Pardina y sus empedradas callejuelas
- La Torre y su iglesia de San José (siglo XVI)
- Las Bellostas y su iglesia románica San Ramón Nonanto (siglo XIII)
- Latorrecilla y su iglesia de San José (siglo XVI)
- Mondot y su paz, perfecta para el turismo rural
- Morillo de Tou y su iglesia de la Asunción (siglo XVI)
- Olson y su ermita de San Benito
- Paúles de Sarsa y su iglesia gótica de Santa Ana (siglo XVII)
- Santa María de Buil y su iglesia de Santa Eulalia, construida sobre una antigua fortaleza (siglo XI)
- Sarsa de Surta y su molino del siglo XVIII.
El entorno natural de Aínsa
Gracias a su privilegiada situación, desde la villa de Aínsa podemos realizar una infinidad de actividades culturales y de turismo rural, como las excursiones. Son muchos los lugares a los que nos podemos dirigir: La Ribagorza, el Santuario de Torreciudad, la comarca de Sobrarbe, Tella, Bielsa, la estación de esquí de Piau Engaly, Boltaña, el monasterio Budista de Panillo o el parque Posets Maladeta.
Te describimos tres de los mejores para que los descubras en tu próxima escapada rural:
- Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Este parque forma parte de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala y tiene una superficie de 15.608 hectáreas. Se trata de un macizo, con las cimas de las Tres Orores o Treserols: Monte Perdido, Cilindro, y Pico de Añisclo-Soum de Ramond; por el que pasan los ríos Arazas, Bellós, Yaga y Cinca, que han cincelado las abruptas montañas. Allí, encontramos multitud de contrastes naturales: valles de abundante vegetación, desiertos kársticos, cascadas, barrancos y terrazas de cultivo.
- Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara. En este espacio natural protegido podremos encontrar pinturas rupestres, cuevas y construcciones megalíticas en plena sierra. Lo más destacable de este entorno son las gargantas y cañones que las aguas han ido esculpiendo. Los amantes de la espeleología disfrutarán recorriéndolos. También, los aficionados al avistamiento de aves podrán contemplar el vuelo de los quebrantahuesos, los alimoches y los buitres leonados.
- Valle de Benasque. Situado en el la comarca de Ribagorza, el valle de Benasque se alza desde los 1.400 metros a los 3.000 metros de altitud, con los picos de la Maladetas, Posets y Perdiguero. Es un lugar idóneo para realizar actividades al aire libre, como el senderismo, el esquí, las rutas de BTT o la escalada.
Los platos más deliciosos de Aínsa
Aísna se ha preparado a conciencia para el turismo rural y, como no podría ser de otro modo, ofrece una amplia y rica gastronomía que hará las delicias de todos los que se sienten a sus mesas. Con una clara apuesta por el kilómetro 0, los productos con los que elaboran sus platos más tradicionales provienen de la huerta, la caza y la pesca.
Aínsa, para cada estación del año, ofrece un plato típico de la zona. En los meses de frío, podremos degustar la ensalada de patata asada, cebolla y arenques, los platos elaborados con morcillas, longaniza y chorizo, las tripas del cordero rellenas de arroz, el guiso de ternera pirenaica, el cordero a la brasa y las rosquillas fritas.
En la primavera, las borrajas o las espinacas rebozadas y los caracoles con ajoaceite. Y en otoño, una amplia variedad de guisos con base de setas de la zona, sopas de ajo, potaje de nabos o migas. También son de una calidad excelente las tapas de trufa, los jamones, las conservas, los patés y los vinos de la zona.