Finca la Ramallosa - Hotel Rural

Excelente noche vieja

Glies Omaira Manaure De Sabeh

La atención excepcional las personas que están muy atentas las chimeneas a tope en el comedor y habitaciones un sueño limpias y muy cómodas fuimos una familia de 6 personas cena de noche vieja excepcional gracias ...

Finca la ramallosa = casa desastre

Beatriz Gómez

OJOOOOO, las fotos que aparecen son de hace años. El paraje es precioso, pero las instalaciones están dejadas y olvidadas. Es decir, no es la realidad actual. Hemos estado en el puente de la Constitución, y ha sido decepcionante. Viajábamos 8 adultos y 8 niños (de 2 a 9 años). Para empezar llegamos al hotel rural, y al abrirnos las 2 casas que íbamos a ocupar, hacía un frío que tuvimos que salirnos al solecito para entrar en calor, y el polvo era presente en toda la vivienda, la cual estaba inundada de alfombras polvorientas. La persona que iba a poner a punto el encendido de las chimeneas no tenia ni idea de prenderlas, lo hicimos nosotros y con leña verde. No se habían molestado ni en quitar la ceniza de dichas chimeneas. Una de las casas tenía el cristal de la chimenea roto y nos dijeron que no podíamos encenderla. Al rato, después de decirles que nos dieran otra casa que no podíamos tener esa situación con niños pequeños, nos cambiaron el cristal. La siguiente fue, que aunque no tenían cocinas; quedaron con nosotros (el día antes) en que nos proporcionarían una. Cada vez que la encendíamos para calentar la leche para el biberón, etc. saltaban los plomos. En la habitación donde parece sería la cocina, había 2 fregaderos, uno con agua caliente y otro no. El del agua caliente tenía la tubería rota, y tuvimos que poner una garrafa debajo y vaciarla de vez en cuando, porque aquello se inundaba. Al día siguiente de llegar nos dicen que el agua no es potable, viendo que íbamos con niños es de escándalo. No tiene abierto el "restaurante" , lo abren para el desayuno (por cierto muy escaso) y no encienden la chimenea que tienen. El último día, se nos inunda el baño y empieza a salir el agua por la ducha, llegando a las habitaciones, y sin poder hacer uso. Nadie se responsabiliza del estado de las casas, el tlf. que aparece en la página web, es de una tal Mónica (que está disponible cuando quiere). Es una pena pena porque pagas como un hotel y es un desastre.

Lugar idílico, servicio de 10 y delicias gastronomicas

Fonsi Hernández

Un pequeño hotel con mucho encanto, realmente apartado de la civilización y totalmente integrado en la naturaleza, para paladear despacio y sin prisas. Un lugar para despertar escuchando el canto del gallo o dejarse hipnotizar por las campanillas de las ovejas. La aldea restaurada con mucho gusto, el servicio de hotel, con limpieza diaria y desayunos muy completos, marca la diferencia. Un restaurante muy agradable, comida casera elaborada con un toque personal muy interesante, abundante y de gran calidad, atendido por personal sencillo y amable, y la supervisión de Alfonso que está en todo pero sin molestar, buenas recomendaciones para visitar pueblos, paseos dentro de la finca, muy buenos vinos y la sensación de que realmente descansas y desconectas de la rutina. Relación calidad precio muy buena. He estado ya dos veces pero sin duda volveré en cuanto pueda.

Muy poco es lo que parece...

Viajero Gómez Morales

Suponemos que hay que saber venderse bien para atraer al cliente pero en este caso, Alfonso, no?? (el propietario invisible) te has pasado, que viviendo en la aldea y siendo conscientes de que esos días estabas allí, no pudimos ponerte cara. En la página muy buenas imagenes y mucho por ver y hacer, pero por nuestra cuenta, ya que nadie nos dio información de ningun tipo, ni folletos, ni existían rutas en quads ni a caballo, ni paseos con guía, como se anuncia; así que "tirando" de Internet con el no wifi y apenas cobertura. Por no hablar de las condiciones de acceso a la finca, 6 km interminables, por un camino de baches y mucho polvo que hace que cambie por completo el color del coche. Para los que quieran huir del mundanal ruido y desconectar es el lugar idóneo!, pero sin televisión, ni cocina, ni microondas, ni menaje y agua poco potable; eso sí, piscina con el agua nada clara y el restaurante con el comedor abierto solo en las horas de comida, con precios muy elevados y sin opción a elegir, ya que no hay carta, solo único menú que desconces hasta que llegas; aunque elaborado con todo el cariño y las buenas manos de Carmen, mujer encantadora y entregada a su trabajo y al cliente que junto con su pareja, hacen posible que un negocio ajeno se mantenga.