Al sur de la provincia abulense, y resguardada por las montañas de la sierra de Gredos, amanece cada mañana la bella comarca del valle del Tiétar. Referida no pocas veces como «La Andalucía de Ávila», por su clima cálido y estable durante todo el año, en ella florecen con alegría olivos, naranjos, castaños, cerezos –muchos cerezos– y pinos. Un verdadero paraíso para los amantes del turismo activo y las escapadas rurales.
Atravesada de este a oeste por el río Tiétar, esta privilegiada comarca, que se extiende por Ávila, Toledo y Cáceres, es especialmente popular en verano por estar plagada de gargantas, corrientes de agua y piscinas naturales. Todo un lujo para esos días en los que el sol decide brillar con toda su fuerza.
De los 29 pueblos y aldeas que salpican el valle del Tiétar, todos con su particular encanto, destacamos: Arenas de San Pedro, capital de la comarca; Pedro Bernardo, conocido como el balcón del Tiétar; y El Arenal, El Hornillo, Guisando y Candeleda como ejemplos de arquitectura popular de mampostería, aleros voladizos y entramado de madera.
¿Cuándo es recomendable visitarlo? Siempre.
En primavera disfrutarás del color y el aroma que desprenden las flores que visten los diferentes árboles frutales. En verano, además de refrescarte con un buen chapuzón en sus charcas naturales, podrás practicar deportes acuáticos en sus numerosos embalses. Otoño, con su festival de ocres, es una de las épocas en las que más bonita está. Y en invierno, cuando la nieve corona los altos cerros que la rodean, ofrece auténticas postales para la retina.
¿Nos vamos de senderismo? Si tu respuesta es sí, lo complicado será elegir qué ruta realizar. En el valle del Tiétar hay tantas opciones como caminantes.
Hay rutas muy sencillas, como la circular que rodea el pantano de Riocuevas, en Arenas de San Pedro (2’2 km). La que une el monasterio de monjas Agustinas de Candeleda con «la» Puente del Puerto, y que discurre sin apenas desniveles por la garganta de Santa María (unas 2h). O la que te permite acceder al Castañar de El Tiemblo desde el pueblo de Casillas por un antiguo camino (3h).
Si te apetece algo más de dificultad, una ruta interesante es la que conecta el castro celta de El Raso, en anejo de Candeleda, con la Vega del Zapato (4h). Allí podremos admirar un antiguo chozo de piedra perfectamente conservado.
Y si prefieres emociones fuertes, siempre puedes aventurarte hasta el puerto del Peón siguiendo los 11’7 km de ida de la senda circular PR-AV 18. Parte del Alto del Durán y termina en el refugio de Domingo Fernando. Tiene un desnivel acumulado de 477m, sobre todo en el repecho final, y era utilizada para la trashumancia de la zona. En ella podrás disfrutar de vistas panorámicas del macizo central de Gredos, la laguna del Cura –»colgada» del cauce del arroyo– o los perfiles del circo de Gredos.
¿Y qué más se puede visitar en este lugar? Pues el mirador Ornitológico del Río Arbillas, el Parque Megalítico de La Guaña, la gran calzada romana que se extiende desde Cuevas del Valle hasta el Pico del Puerto, las cuevas del Águila de Ramacastañas, algunos de los edificios histórico-religiosos del valle como el santuario de San Pedro de Alcántara –Arenas de San Pedro– o la pequeña ermita de Nuestra Señora de Chilla.
Naturaleza abrumadora para todos los gustos, patrimonio histórico, arquitectura popular, gente amable y una más que apetecible cocina –migas, cochifrito, pimentón, «sopetón» o patatas revolconas– con productos de kilómetro cero como principales ingredientes. Con estas características, no es de extrañar que el valle del Tiétar esté considerado como el vergel de Europa.
Elísabet García
No me parece bien que se obvie a mi pueblo el Arenal, cuando somos muchos los que nos dedicamos al turismo rural además de hacer publicación en este portal
Buenos días
Donde se encuentran esos dolmenes