Un valle simétrico entre cerezos

Pocas veces las Naturaleza fija sus caprichos de una manera tan evidente como en la Vall de Gallinera. Es este un hermoso paraje entre montañas y sierras que forman, inesperadamente, un valle exacto y simétrico, en la comarca de la Marina Alta (Alicante).

También ha sido caprichosa la Historia del lugar, que ha visto cómo se poblaba y despoblaba de árabes, de lo cuales quedan hoy los ingenios, la agricultura y los nombres de los 8 núcleos que componen el municipio: Benirrama, Benialí, Benissivà, Benitaia, La Carroja, Alpatró, Llombai y Benissili. Senderos, monumentos y gastronomía esperan al viajero para llenarle los sentidos de naturaleza y de curiosidades.

El Valle se encaja entre los abrazos pétreos de la Sierra de Les Solanes, la Sierra del Almirante y la Sierra de la Foradá, que comunica con otro Valle, el Vall d’alcalà. La capital es Beniali, donde se agrupa la mayor parte de los 664 habitantes que ocupan la Vall de Gallinera.

Los árabes (luego moriscos) fueron los primeros en ver las posibilidades reales de este hermoso lugar. Más allá de las vistas de postal, la Vall de Gallinera ha sido tierra de cultivo, un escenario rural en el que han crecido los almendros, se han cultivado los olivos con los que se produce el aceite de la región, los algarrobos también, y se han desarrollado espléndidas las cerezas.

Al Valle se le suma en primavera el color de los cerezos en flor, un manto blanco que da la bienvenida a la estación. Es el fruto más representativo del lugar, protegido bajo la figura de «Cerezas de la Montaña de Alicante», y cada mes de junio se celebra en Vall de Gallinera La Festa de la Cirera.

Historia y monumentos

Es una historia que se repitió a lo largo de la Edad Media, la de la persecución de los árabes que han ocupado el lugar y le fueron dando forma. La llegada de la Corona Catalano-Aragonesa quedó simbolizada en el Tratado del Pouet (1244-1245), en el que al-Azraq firmó la rendición árabe ante Alfondo de Aragón (hijo de Jaime I).

Sin embargo hubo irregularidades y, claro, sublevaciones, que se zanjaron a finales del siglo XIII cuando Pere de Aragón, conde de Ribagorza, tomó posesión del que ya era un feudo cristiano.

De esta época se conservan las fortificaciones musulmanas, que denotan la rapidez con la que se vieron amenzados y la prisa con la que tuvieron que responder para su defensa. Como si la tranquilidad del cultivo se viese interrumpido por la violencia de las conquistas.

• El Fortí d’Almiserà, la construcción más antigua
• El Castillo de Gallinera o de Benirrama, fortificación del siglo XI donde se refugió al-Azraq en el XIII.
• Castillo d’Alcalà o de Benissili, residencia de al-Azraq en el que resistió los avances cristianos.
• El Castellot d’Alpatró, construido rápidamente como refugio en el siglo XIII ante la amenaza cristiana
• La Torre de la Peña Foradà, también lugar de refugio y puestos de observación

Tras la Época Medieval, torna a repetirse. Carlos I (1500-1558) obliga a la conversión al cristianismo a todos los musulmanes. Los que aceptan quedarse a tal precio recibirán el nombre de moriscos.

Felipe III (1578-1621), aunque conocido como El Piadoso, los expulsa, no sin una cruenta lucha que tuvo lugar en Vall de Gallinera. La despoblación subsiguiente es paliada en parte con la llegada de familias mallorquinas, que asentaron y terminaron por fijar el territorio a los cristianos.

Por otro lado, cabe realizar un gran salto a la época prehistórica, porque Vall de Gallinera esconde tímidamente muestras del arte rupestre que la UNESCO ha declarado como Patrimonio de la Humanidad.

Rutas y senderos

La mejor forma de dar cuenta de todo ello es realizando salidas a través de los senderos y las rutas de Vall de Gallinera. Destacan los senderos de Pequeño Recorrido PR-V 167 o el PR-V 63, también el itinerario hacia la Penya Foradà.

Pero destaca sobre todos el Recorrido de los Ocho Pueblos(14 kilómetros), que pasa por todos los núcleos de la Vall a través de caminos rurales, desde la Font de la Mata de Benirrama hasta la Font de la Mata de Benissili, que unen pasado y presente.

No perdáis de vista tres miradores imprescindibles:

• El Mirador del Xap
• El Mirador de la Carroja
• El Mirador de la Safor

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