Torre d´Ogern: la casa rural donde se alojó el rey de Aragón
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21.10.2020
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Pocas fortalezas del mundo te permiten pernoctar en el mismo lugar donde, hace ya algunos siglos, se alojó un monarca. Y pocas fortalezas se pueden adquirir en una subasta local, como si fuera una vivienda más del pueblo. La torre de Ogern, ubicada en el homónimo pueblo del Alto Urgell (Lleida), es uno de esos lugares.
La torre, que llama la atención desde la calle Mayor, pertenecía al antiguo castillo de Ogern. Una fortaleza que fue escogida por el rey de Aragón, Jaume I El Conquistador, como alto en su camino en 1259 cuando se dirigía a declararle la guerra al conde de Urgell.
Según la documentación encontrada y recopilada por el escritor Jordi Cardona i Regada, natural de Ogern, Jaume I llegó al pueblo el 29 de junio y se quedó en la torre hasta el 13 de julio. Lo hizo con todo su ejército.
“El hecho más relevante sucedido en la torre de Ogern es, sin duda, la estancia que hizo el rey Jaume I con motivo de la guerra que mantenía con el conde Àlvar de Urgell”, escribió en su libro Fets i Gent de la baronia d´Ogern i la Salsa (Hechos y gente de la baronía de Ogern y la Salsa).
Algunos de los pergaminos que se conservaron hasta hace unos años en la torre hablaban sobre este hecho. Sin embargo, todos ellos fueron quemados.
“Compré la torre en una subasta sin saber qué era”
La torre de Ogern es una de las tres torres que aún permanecen en pie del castillo. Solo dos de ellas han sido reformadas.
“La compré hace más de 60 años por 57.000 pesetas”, explica Antonio, su actual propietario. “Mi madre regentaba un hotel y un día bajó un juez a desayunar. Ella le preguntó qué noticias nuevas había y él le dijo que ese día iban a hacer una subasta de un huerto y varias casas”.
Su madre le dio dinero y le envió a la subasta. Horas después, Antonio volvió con unas llaves. “No sabía qué había comprado. Cuando llegué al alojamiento y vi que era una torre me puse muy contento”, dice asegurando ser un apasionado de todo lo antiguo.
La torre estaba junto a una capilla románica, aunque fue adquirida por otro de los vecinos que decidió derribarla. No fue la única reliquia que se perdió entonces.
“Cuando fui a ver la torre, los antiguos inquilinos me dijeron: No te quejarás, Antonio, la hemos limpiado entera. Tiraron y quemaron antiguos pergaminos. Pensé que me daba mal”, explica. En ellos estaba escrita la historia de la torre y, posiblemente, de la estancia de Jaume I El Conquistador.
La guerra por un matrimonio concertado
En la Edad Media, Urgell era un condado independiente que mantuvo una dinastía propia hasta 1413, aunque desde el siglo V estuvo integrado en la Corona de Aragón.
Los conflictos en Urgell, no obstante, llegaron mucho antes. En 1231 el condado vivió una época de extrema violencia desencadenada por la muerte de la condesa Aurembiaix, quien no dejó descendencia. Esto hizo que la primera dinastía de Urgell se extinguiera.
Todos los reyes de los alrededores comenzaron a luchar entre ellos para incorporar el condado a su corona. Jaume I El Conquistador intervino y, siguiendo lo dictado en el convenio de Tárrega, se lo cedió a Ponce Urgell de Cabrera, pues era pariente de la anterior dinastía.
Cuando Ponce y su primogénito murieron, el condado cayó en manos de su segundo hijo, Rodrigo, quien llegó a Urgell desde Castilla y se cambió el nombre por Àlvar.
Según el libro Fets i Gent de la baronia d´Ogern i la Salsa, de Jordi Cardona i Regada: “El conde Àlvar solo tenía 14 años cuando le obligaron a casarse con Constança, sobrina del rey Jaume I. El matrimonio no se llegó a consumar y algunos nobles aprovecharon para anularlo y animar a Àlvar a que se casase con Sibil-la d´Anglesola”. Pero Àlvar decide casarse con Cecília, hermana del conde de Foix, lo que hace que Jaume I se sienta traicionado.
Ambas esposas decidieron ir a la jurisdicción eclesiástica para aclarar la situación, aunque se dictaron dos sentencias contradictorias. Para defender el primer matrimonio, Jaume I decidió irse con su ejército a Urgell provocando así una guerra civil.
La estancia de Jaume I en la Torre de Ogern
El día 25 de junio de 1259, Jaume I llegó a Manresa. Evitó pasar por Cardona, pues el conde de Cardona Ramon Folc IV era cuñado de Àlvar.
Jaume I estuvo 15 días en Ogern y, según el escritor Jordi Cardona i Regada, la presencia del monarca no agradó a los vecinos pues “Los señores de Ogern eran partidarios del conde de Urgell” y sabían que este hecho podría causarles problemas con sus aliados.
Asimismo, en aquella época de extremada violencia, la presencia de todo un ejército y un rey con rencor no debía de ser fácil. Mucho menos para las mujeres del pueblo, pues tal y como explica el autor, estas paradas de descanso también servían para que las tropas cubrieran sus distintas necesidades. Había que estar alegre para afrontar la batalla.
Hoy, sin embargo, la historia es motivo de orgullo para su pequeña población -Ogern apenas tiene 100 habitantes- y para Antonio, que cuenta orgulloso todo lo que ha podido conservar de aquella época.
“Todavía quedan franjas de muros antiguos que se aprovecharon como paredes de las casas colindantes, grabados con letras árabes, hay escritos y fotos de una flor de lis”, dice.
La restauración la hizo él mismo junto con su equipo de albañiles. La reformaron entera, ya que al estar junto al río los cimientos estaban muy desgastados y empezaban a fallar. Incorporó una de las casas adyacentes que venían con la torre y restauró su fachada del siglo XVI.
De la antigua estructura aún se pueden ver cómo las escaleras pasan por el medio de la pared, ya que era cómo se construía antiguamente.
Sobre el final de la historia: Jaume I ganó la guerra y el 10 de mayo de 1260 firmó la paz. La resolución sobre quién debía ser la esposa de Àlvar no se hizo hasta 7 años más tarde, cuando se legitimó el primer matrimonio. Disconforme con la decisión, Àlvar se refugió en Foix donde murió ese mismo año.
Hoy, gracias a la hija de Antonio, María, que quiso convertirlo en un alojamiento rural, todos podemos hacer una escapada al medievo y disfrutar de la misma estancia donde se alojó Jaume I El Conquistador.
Laura Fernández