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Caminar parece ser cualquier cosa. Tal vez porque llevamos toda la vida haciéndolo, pero es con el primer paso que arranca nuestra historia. Ahí está nuestra esencia de libertad, que diría Robert Louis Stevenson, o tantos otros escritores que hicieron del caminar toda una filosofía de vida.
Caminar es filosofía y es disfrute, tal como demuestra que cada vez sean más los aficionados a hacer senderos y rutas por España. El senderismo se ha convertido en motivo de viaje para muchos viajeros, que aúnan así naturaleza y deporte. Y si importante es el camino, no lo es menos con qué botas lo recorremos.
Por ello es muy importante escoger la bota perfecta. Aquí tienes algunos consejos para no fallar en la elección. ¡Que disfrutes del camino!
Consejos para escoger tu calzado de senderismo
Es posible que hace años la cosa fuera más sencilla, pero en la actualidad, la especialización nos ha llevado a que exista una gran variedad de calzado en el mercado para hacer senderismo.
Podrás escoger entre botas, zapatillas, medias botas, con o sin membrana impermeable y transpirable, con más protección y refuerzos o menos y más ligeras. Todo dependerá un poco de tu forma física, tu experiencia, del tipo de actividad que vayas a hacer, si lo harás en invierno o en primavera, si necesitas más agarre o menos.
Así que no escojas tus botas por lo bonito de su diseño, sino porque realmente sean las más cómodas. ¡Tus pies lo agradecerán!
El exterior del calzado
Las protecciones
Caminar a través de la naturaleza es una maravilla, pero también tiene sus riesgos. Una raíz que sobresale de la tierra, piedras sueltas que acaban impactando en tu tobillo, agua en medio del sendero…
Por eso es esencial conocer por dónde vamos a pasar y asegurarnos de que nuestro calzado tendrá las protecciones necesarias. Fíjate que tenga una puntera de goma reforzada y que la talonera te proteja la parte de atrás de los pies. También son importantes las protecciones laterales y del empeine.
En relación a las protecciones, fíjate en el material utilizado para el revestimiento de la bota, porque de él dependerá en gran parte su peso y piensa que, en rutas largas, cuando lleves varios kilómetros encima, todo peso de más lo acabarás notando.
Así, pues, las botas más tradicionales de piel pueden ser más bonitas, pero su material es más pesado. En cambio, los materiales sintéticos permiten aligerar el peso del calzado. En definitiva, protecciones y material del calzado adecuado permitirán que pises con firmeza.
La suela
Y ahí viene otro aspecto fundamental de tu calzado. La suela es el punto de contacto con la superficie que pisas, por lo que debe procurarte resistencia, agarre y comodidad. De lo contrario, caminarás patinando a cada rato, notarás las aristas de las piedras más de la cuenta o, sencillamente, te quedarás sin suela en tres salidas.
La suela debe permitirte caminar por tierra mojada, arena suelta, barro o terrenos pedregosos, así que asegúrate de que tenga un diseño suficientemente taqueado y tacos en la puntera para frenarnos en los descensos.
Las mejores marcas de botas colocan en su calzado suelas Vibram, pero también hay otras marcas que desarrollan su propia tecnología con resultados óptimos. Al final, que escojas una u otra dependerá un poco de tu experiencia y preferencias en cuanto marcas de calzado deportivo de montaña (tienes muchas donde escoger: Salomon, Adidas, Merrell, Ten, Haglöfs, Bestar…).
El interior del calzado
Pasamos a la parte interior de tu calzado. Piensa que al caminar, el pie se calienta, se enfría o corres el riesgo de mojarte… Es decir, por un lado, tu pie debe transpirar, pero por el otro, también debe estar protegido del barro, del agua, de la nieve o del rocío de la hierba.
Y ese equilibrio entre una necesidad y otra se logra con la membrana especial que hay entre el forro interior y el material externo del calzado. La mayoría de los fabricantes usan la marca especializada Gore-Tex. Pero sea la tecnología que usan una u otra, recuerda que no es lo mismo membranas repelentes que impermeables. Las primeras te protegerán, pero no tanto como las segundas.
Además de la membrana protectora, fíjate en la plantilla, que no sea rígida, sino que se amolde, y ya si ayuda a prevenir los malos olores o, incluso, si combaten la aparición de hongos, mejor que mejor. Piensa que te van a acompañar durante muchos kilómetros.
Por supuesto, cuando vayas a la tienda, recuerda tu número de pie y, sobre todo, pruébatelas porque no es lo mismo un pie ancho que otro estrecho. Parece una tontería, pero es fundamental. No tengas vergüenza en caminar por la tienda con ellas, no te quedes sentado. Y es que nuestro pie no es el mismo cargando el peso de nuestro cuerpo que sin cargarlo, con peso, dilata y gana algún medio número.
Un último consejo. Una vez que tengas tus botas, ¡disfrútalas! Busca una ruta que te apetezca mucho hacer y camina, porque, al fin, paso a paso es como alcanzamos nuestra libertad.
José Alejandro Adamuz