Sierra de Irta, un paraíso salvaje en la costa mediterránea
Escrito por
25.08.2017
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El Parque Natural de la Sierra de Irta representa una de las últimas sierras litorales que quedan sin edificar en la costa mediterránea. Situada al Norte de la provincia de Castellón, la Sierra de Irta ocupa una extensión de casi 8.000 hectáreas de naturaleza inalterada y abruptas laderas que forman pequeñas calas en su suave descenso al mar. Una zona de ensueño, relativamente desconocida, que constituye uno de los espacios naturales más bellos de la costa valenciana.
Además de su protección como Parque Natural, la Sierra de Irta fue declarada en 2003 Reserva Marina de Interés Pesquero. Un mosaico de ecosistemas litorales especialmente representativo de la zona norte de la Comunidad Valenciana y en el que, entre otras, se preservan especies tan peculiares como el dátil de mar, el salmonete, la caixeta o el erizo de mar.
Una de las mejores formas de disfrutar de la Sierra de Irta es recorrerla de extremo a extremo. El espacio protegido tiene habilitados diferentes tramos para recorrer en bicicleta, así como numerosas rutas de senderismo especialmente diseñadas para mostrar al visitante no sólo su riqueza ecológica, sino también algunos de sus vestigios históricos más relevantes, como la Torre Badum, del siglo XVI. Una torre vigía, en muy buen estado de conservación, que antaño sirvió para defender la costa levantina de ataques enemigos.
Entre sus senderos más importantes destaca el que parte de la Urbanización Montemar para finalizar en el Faro de Cala Mundina. Los 17 kilómetros que vertebran la Sierra de Irta transcurren casi a partes iguales entre pista forestal y senda, ofreciendo al caminante unas vistas espectaculares del Mediterráneo. Si bien el sendero es en general de fácil recorrido, éste presenta una zona de barrancos, entre los kilómetros 8 y 11, donde resulta muy aconsejable ir acompañado y extremar las precauciones para evitar sustos.
Pero la Sierra de Irta no es sólo un lugar ideal para hacer un poco de deporte. Los 15 kilómetros de costa pertenecientes al espacio protegido son un desfile de calas y playas a cuál más bonita. Todas diferentes, únicas y con personalidad propia, pero con la característica común de invitar al sosiego y la relajación y en las que resulta imposible no suspirar de placer al contemplar las aguas de fuertes colores turquesa del Mediterráneo.
Entre las más asombrosas, se encuentra la Playa de Irta. Una playa poco concurrida de arena y grava, a la que se accede cómodamente en coche por la carretera del litoral de la Sierra de Irta, CV-142, su máximo atractivo se encuentra en la frondosa zona arbórea que flanquea uno de sus lados y en las pequeñas palmeras que la decoran. Un ensoñador refugio para los cálidos meses de verano, cuya combinación de vegetación, arena blanca y aguas transparentes, consigue hacerte imaginar que acabas de desembarcar en una paradisíaca isla perdida del Océano.
Y si la Playa de Irta deslumbra por su entorno, la Playa del Pebret reina por su alto valor ecológico. La zona del Pebret es mucho más que una simple playa, es un área recreativa que, además de broncearse en su fina arena, se puede visitar La Duna del Pebret, una de las pocas dunas que todavía quedan en el litoral de Castellón y cuya singular vegetación le llevó a ser Microrreserva de Flora en 2008. Sin duda alguna, un fabuloso lugar en el que apreciar la fauna y flora del parque natural.
La turística ciudad de Peñíscola es la principal puerta de acceso a la Sierra de Irta. Su casco histórico lleno de color está repleto de tiendecitas de souvenirs, restaurantes donde saborear la mejor gastronomía local y empinadas callejuelas que llevan a su icono más característico: El Castillo de Papa Luna, un bastión defensivo que fue clave en épocas turbulentas y que merece la pena visitar.
Espacios protegidos donde disfrutar de la naturaleza más salvaje, calas en las que zambullirte en el Mediterráneo con un poco de intimidad y pueblos que saben a mar. Bienvenido a la Sierra de Irta.
Elísabet García
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