Las salinas de San Pedro del Pinatar, donde Murcia se tiñe de rosa
Escrito por
09.10.2024
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La expresión “ves la vida de color de rosa” que tantos optimistas habrán dicho en algún momento de su vida, se vuelve casi literal en el Parque Regional Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Se encuentra en la franja norte del Mar Menor, Murcia, y su litoral ocupa seis kilómetros. La sal es la protagonista de este lugar tan especial y valioso para el ecosistema que sirve de hospedaje para una gran cantidad de especies de aves, entre ellas, los flamencos.
Las salinas proveen a los humanos de este condimento rocoso desde tiempos inmemoriales. Su situación entre el Mediterráneo y el Mar Menor permitió, por ejemplo, a los romanos dar alegría a sus comidas con este ingrediente que se encargaron de extraer. Los métodos para hacerlo se han ido refinando a lo largo del tiempo (menos mal) y ya no se utilizan animales para la tracción sino que todo se ha mecanizado. De esta manera, las condiciones de los trabajadores han mejorado así como la eficiencia de los procesos.
En San Pedro del Pinatar se extraen 90.000 toneladas de sal al año a partir del agua marina. A través de un proceso de precipitación natural, que tiene un ciclo anual, se obtiene el cloruro sódico o sal cuando el agua se evapora, que suele ser en primavera y verano. Pero todos los pasos que llevan a la extracción pueden ver modificado su calendario en función de la climatología (si el otoño es más cálido o la primavera más lluviosa de lo normal, por ejemplo).
Las diferentes lagunas salineras están comunicadas entre ellas por canales y cada una tiene un nivel de concentración de cloruro sódico diferente. El agua pasa de una a otra por el bombeo que se realiza en el molino Quintín y el de la Calcetera así como por la gravedad. Cuando después de varios pasos la sal se cristaliza, se extrae, se lava, se seca y, finalmente, se almacena en las típicas montañas que reciben el nombre de acopio principal. Esta es, evidentemente, una manera muy resumida y simplificada de explicar todo el proceso. La versión extendida puede encontrarse aquí.
¿De dónde viene el rosa de San Pedro del Pinatar?
El color rosa que adquieren algunas salinas se debe a la presencia de una bacteria halófila, que es capaz de resistir en este tipo de ambientes. En esos mismos lugares también habita un pequeño crustáceo de 22 patas conocido como artemia salina, que se alimenta de algas del género Dunaliella. Estas concentran una gran cantidad de betacaroteno, que es un pigmento rojo como el de las zanahorias.
Así, el alga es el alimento del crustáceo y este, a su vez, es el alimento del flamenco, que cuando lo ingiere, además de nutrirse, adquiere ese color rosáceo. Esa es una de las especies de aves que más se pasean por este parque regional de más de 800 hectáreas, pero no la única, porque este humedal murciano forma parte de la Red Natura 2000 y está considerado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Este espacio es un refugio muy importante para las aves migratorias. Además de los mencionados flamencos, durante el año también se dejan ver la avoceta y el cigüeñuel, mientras que durante los meses de invierno es habitual atisbar al zampullín cuellinegro, el cormorán grande y los correlimos. Otras que no suelen faltar son las golondrinas de mar.
Por supuesto, la fauna de dicho ecosistema no solo está integrada por aves sino que también hay otros vecinos animales como el escarabajo Pimelia, la lagartija colirroja, algunos murciélagos y algún pez como el fartet, que es capaz de sobrevivir en aguas tanto saladas como dulces.
Más tentaciones en San Pedro del Pinatar
Las salinas se pueden recorrer a pie, en bicicleta, en coche o en patinete. Es interesante avistar las encañizadas, que son artes de pesca que se emplean tradicionalmente en la zona y que tienen influencia árabe. Toda la información necesaria sobre el la laguna y el entorno se puede consultar en la casita azul que acoge al Centro de Interpretación de las Salinas del Pinatar, situada en el mismo parque.
Muchas personas se acercan hasta allí para disfrutar de los beneficios para la salud de los baños de lodo. Se supone que el barro que se encuentra en la zona es rico en minerales y tiene propiedades beneficiosas para la piel y para tratar ciertas afecciones reumáticas. Con el paso del tiempo se han hecho muy populares y son una de sus principales fuentes de turismo.
Además, en el pueblo también hay otros lugares interesantes para visitar. Uno de ellos es la iglesia de San Pedro Apóstol, erigida por los franciscanos en el siglo XVII, donde se suelen celebrar las festividades religiosas de la comunidad. El Museo del Mar también atrae a muchos interesados en conocer datos sobre técnicas de pesca tradicionales, especies marinas locales y la historia naval del municipio.
Por supuesto, no tendría sentido irse sin degustar los platos típicos del lugar. La sal, por supuesto, es esencial en sus famosos salazones como la mojama y el atún. Asimismo, también es más que disfrutable el langostino del mar Menor y la tapa estrella de Murcia: la marinera.
Para quienes no la conozcan aún –se está poniendo de moda más allá de las fronteras de su región– se trata de una rosquilla de pan duro sobre la que se coloca ensaladilla rusa y se corona con una anchoa. También existe la opción con boquerón en vinagre que se conoce como marinero y la que prescinde del pescado, llamada bicicleta.
Carmen López
Hola, la marinera es una tapa típica de Cartagena, y Murcia se tiñe del color putrefacto del Segura