En el bosque pintado de Poblet, las setas no solo están a la sombra de los árboles, también sobre ellos. El níscalo, el apagador menor, la oronja o la negrilla son algunos de los tipos de hongos que se pueden contemplar a todo color sobre las cortezas de los árboles.
Las pinturas, obra del artista Genís Collel, pretenden poner en valor la tradición micológica de esta comarca de Tarragona. El bosque de Castellfollit, donde se encuentra el bosque pintado de Poblet, es conocido por ser uno de los mejores lugares para recoger setas con la llegada del otoño. En total, entre su vegetación, a la sombra de los árboles, se pueden encontrar más de 700 especies de hongos. Casi nada.
Ambos bosques se enmarcan dentro de la montaña de Prades, en el Paraje Natural de Poblet, un lugar natural repleto de rutas de senderismo para todos los niveles. Para llegar hasta el bosque pintado habrá que seguir el itinerario micológico 4 que parte desde el área recreativa de la casa forestal de Castellfollit (kilómetro 6,5 de la carretera de Poblet, en Prades).
Allí nos encontraremos con dos tipos de ruta. Una corta, ideal para hacerlo en familia con niños pequeños; y otra más larga, para aquellos que quieran coronar el valle. Hay que aclarar que con la corta ya se pueden ver todos los dibujos de setas.
La primera de ellas se trata de un itinerario circular de 3 kilómetros de longitud que no presenta grandes dificultades. Aunque sí es importante indicar que, al inicio, hay un tramo con una fuerte pendiente. En total, el desnivel es de 190 metros. El camino dispone de señalización.
La ruta larga, en cambio, cuenta con 6,5 kilómetros de longitud. También es un camino circular -sale y termina en la casa forestal de Castellfollit- aunque tiene más pendiente. El desnivel es de 391 metros. La dificultad, no obstante, es media y también está señalizada
Independientemente del camino que se escoja, al llegar al bosque pintado de Poblet veremos que hay unos carteles explicativos donde podremos saber más acerca del hongo representado.
Cada mural ocupa varios árboles, por lo que para ver el dibujo en su totalidad hay unas plataformas desde donde se puede contemplar todo el conjunto.
Riqueza cultural y arquitectónica de Poblet
El Paraje Natural de Poblet cuenta con un relieve montañoso en el que destacan los barrancos y las fuentes. Entre ellas: les Tres Virtuts, la fuente de los Boixets, del Deport o la fuente de Nerola. Una de las rutas más completas, que cruza gran parte del paraje, es la Ruta del Cister (GR175). Por el camino hay pozos de hielo, antiguas carboneras y casas forestales.
También es fácil encontrarse con su rica fauna, entre la que destacan los corzos, jabalíes, ardillas, liebres y zorros. Y, si miras al cielo, incluso puedes ver sobrevolar a águilas perdigueras.
Para hacernos una idea del entorno, lo mejor es seguir el camino que llega hasta el mirador de la Pena, situado en uno de los riscos más altos del paraje. Desde allí se puede ver todo el macizo, hasta su parte inferior donde, a lo lejos, podemos intuir un gran complejo de piedra. Es el monasterio de Poblet, una abadía cisterciense declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Durante los siglos XIV y XV, el monasterio fue el panteón de la Corona de Aragón hasta la extinción de la Casa Real. Siglos después, el lugar sufrió abandono y fue víctima de varias guerras, lo que hizo que fuera saqueado en numerosas ocasiones. Actualmente, el lugar está habitado por monjes y sirve de retiro espiritual. En sus instalaciones acogen hasta 12 huéspedes varones a cambio de la voluntad.
Los exteriores del monasterio de Poblet son ideales para realizar rutas a pie o en bicicleta. Los campos son llanos y están repletos de viñedos.
Laura Fernández