El Norte de Extremadura tiene rutas de senderismo muy resultonas. Una de las más sobresalientes es la Senda al Chorro de la Meancera, un espectacular salto de agua, también conocido con el nombre de Chorro de la Miacera, que se localiza en la Comarca de Las Hurdes.
Sus 100 metros de caída libre en tres saltos impresionan al visitante, sobre todo en los meses de primavera, cuando se produce el deshielo de las nieves de invierno.
La ruta para llegar hasta este tesoro natural extremeño es muy sencilla: salvo los últimos 100 metros que presentan algo de pendiente positiva, el resto del trayecto transcurre de manera cómoda.
Unos 3 km -ida- que parten de la plaza de la pequeña y pintoresca alquería de apenas 170 habitantes de El Gascón -al Norte de Cáceres– y que discurren paralelos a la garganta que forma el río Malvellido.
Como curiosidad, junto al núcleo poblacional, se eleva la sierra donde se encuentra el famoso «volcán» del Gasco. Y entrecomillamos el término volcán porque, si bien por su morfología bien podría serlo, su origen, hoy día, aún no está del todo claro.
Entre las hipótesis que se barajan sobre su génesis están que fuera provocado por un meteorito, que, efectivamente, tenga origen volcánico o que, cada vez cobrando más fuerza, antaño existieran unos hornos de fundición en el terreno. Esta discusión favoreció que fuera declarado como Lugar de Interés Científico en 2003.
Cómo llegar al Chorro de la Meancera
Hace años, para realizar el tramo medio de la senda era inevitable cruzar el río en varios puntos pero, afortunadamente, en 2015, las autoridades locales acondicionaron una pasarela en el lado derecho de la garganta a fin de evitar el zigzagueo sobre el río que resultaba especialmente peligroso cuando el caudal era abundante.
Tal es la cantidad de agua que se precipita montaña abajo en primavera que se construyó un mirador a una distancia prudente para poder deleitarse con el momento sin terminar empapados.
La caminata, independientemente de la época del año en la que se realice, deja paisajes realmente bellos, con exuberantes saltos de agua emanando de las escarpadas laderas y amplias vistas arbóreas, con la encina como especie predominante, que inundan de verde la retina y permiten sumergirse de lleno en la tranquilidad de Las Hurdes, en esa calma que le otorga ser una de las zonas aún relativamente desconocidas de la geografía española.
Además de la belleza natural, la ruta al Chorro de la Meancera exhibe en su camino extensas pedreras de pizarra de diverso tamaño y grosor. Un material, la pizarra, que ha formado parte de la vida de la región hurdana desde siempre y que puede verse en la arquitectura de sus hogares y construcciones hoy día, una arquitectura uniforme y homogénea a todos los pueblos y alquerías de Las Hurdes.
Elísabet García
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