Puede que quienes no hayan puesto nunca un pie en la comunidad de Extremadura les resulte extraño pensar en un lugar lleno de verdor y aguas cristalinas. Pero lo cierto es que algunas de sus zonas, como el Valle del Jerte o la sierra de Gredos, son ejemplos de cómo en una zona de altas temperaturas existen oasis en los que refrescarse. Este rincón de Cáceres es uno de los que deben estar en la lista de ‘sitios a los que hay que ir’ y, si es posible, en los primeros puestos.
Una buena forma de explorar un territorio es siguiendo sus rutas de senderismo, por supuesto. Nada mejor que introducirse en la naturaleza para pasar un buen día y la ruta a la cascada de las Nogaledas, en el Valle del Jerte, es una gran opción para los meses de primavera y verano.
La ruta a la cascada de las Nogaledas
Longitud: 9 kilómetros
Tipo de ruta: circular
Dificultad: fácil/moderada
El punto de inicio de la ruta a la cascada de las Nogaledas es el pueblo de Navaconcejo, que se encuentra a unos cinco kilómetros (donde quienes hayan ido en vehículo particular pueden dejar el coche).
Se trata de un recorrido circular de unos 9 kilómetros que se completan en unas cuatro horas, aunque depende de cuántos chapuzones se hayan dado por el camino. Una advertencia: mejor mojar un dedo antes de lanzarse al agua –en los puntos en los que esté permitido– para comprobar la temperatura, porque suele estar bastante fría y es fácil llevarse un susto térmico.
El primer tramo del recorrido, una pista de tierra batida, lleva a la garganta de las Nogaledas, desde donde se coge el camino SL-CC-33. La caminata transcurre en el margen derecho de la garganta y el nivel de dificultad es fácil. Aunque hay zonas empinadas, están habilitadas con escalones y barandillas (de madera o piedra, nada de suelos pulidos o construcciones urbanas, afortunadamente).
Los saltos de agua son una constante en el camino y, dependiendo de la época del año en la que se haga la visita, su fuerza será más o menos potente (en momentos de deshielo puede ser realmente espectacular). La pausa para su observación es, además, una buena excusa para recuperar el resuello. En un determinado momento, una carretera secundaria se cruza en el camino y un cártel indica la dirección que hay que tomar para llegar a la mencionada cascada de las Nogaledas.
Una vez llegados a su nacimiento, se puede cruzar el puente de metal que la sortea y acceder al mirador desde el que se puede ver todo el valle hasta el puerto de Tornavacas. Aunque hay tramos más dificultosos, aquí también hay elementos a los que agarrarse para no correr peligro de caída.
Desde ahí se inicia la bajada entre robles y otros árboles típicos de la zona hasta llegar, de nuevo, a Navaconcejo. Ahí se puede recoger el coche o seguir caminando hasta Cabezuela del Valle, uno de los pueblos finalistas de la Capital del Turismo Rural 2024. En cualquiera de los dos pueblos se puede aprovechar para comer o relajarse después de la ruta.
Cabezuela del Valle
El valle del Jerte puede presumir de tener el pueblo que fue tercer finalista en optar a la Capital del Turismo Rural 2024. Declarado Conjunto Histórico Artístico en 1998, la arquitectura de sus casas es típica de la zona y muy característica: sus casas están construidas en adobe con entramados de madera, generalmente con balcones y saledizos. Los espacios están aprovechados al máximo y, de hecho, Cabezuela del Valle se erige una de las casas más estrechas del país, que solo mide 1,25 metros de ancho (aunque tal y como está el mercado inmobiliario, quizá no sería tan complicado encontrar apartamentos similares en una gran ciudad).
Las calles del pueblo, estrechas y repinadas, componen un entramado de carácter laberíntico y la plaza de Extremadura, la principal, tiene las características porticadas de la zona en su zona superior. Este rincón posee dos particularidades: la primera, que no es una plaza sino 250 metros de longitud y la segunda es que tiene dos niveles. Uno de ellos, es el mencionado de los pórticos y es peatonal, mientras que por el otro circulan los coches. Es decir: es una calle a la que llaman plaza.
En ella se celebran las fiestas patronales y otros eventos, para los que se corta al tráfico. Una de las festividades más populares es La Quema del Judas, en la que se pasea un muñeco relleno de paja, pólvora y petardos por el pueblo y se quema en la orilla del río Jerte a las doce de la noche del Sábado de Gloria en la Semana Santa.
Otro lugar de interés es la iglesia de San Miguel Arcángel, que está asentada en el perímetro de lo que fue la judería, en el espacio que anteriormente había ocupado la sinagoga. La torre de campanas adosada es la parte más antigua del edificio, en cuyo interior se puede ver un retablo del entallador castellano Juan de Arenas, realizado entre los años 1681 y 1683. Asimismo, también llama la atención la ermita del siglo XVIII consagrada a la virgen de Peñas Albas, patrona de la localidad.
Además, en el pueblo también se pueden visitar entidades como el Museo de la Cereza, el Museo Escolar y el Centro de Interpretación sobre el Agua. Después de toda esta actividad, lo más recomendable es sentarse en algún bar a disfrutar de las bondades de la gastronomía cacereña como las migas con pimentón, el zorongollo, la trucha garganteña y para brindar, un chupito de aguardiente de cerezas.
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