Romangordo, un museo de trampantojos al aire libre

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01.12.2021

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8min. de lectura

Por Turismo de Romangordo

En la provincia de Cáceres, a las puertas del Parque Nacional de Monfragüe, se encuentra un pueblo en el que la tradición se mezcla, sabiamente y sin tapujos, con el arte urbano.

Es Romangordo, un pintoresco lugar donde las ilusiones ópticas pueden jugarte una mala pasada y que al pasear por sus calles acabes viendo… ¡Lo que no es!

La Ruta de los Trampantojos que cuenta la historia de un pueblo

Por Turismo de Romangordo

“Puerta a puerta, pintaremos nuestra vida y nuestra historia”, dice uno de los murales de Romangordo. Una placa indica que en Romangordo:“Las imágenes marcan la identidad de un pueblo”. Ambas frases son muy ciertas y definen a la perfección todo aquello que el visitante encontrará en este pueblo tan singular. Con la puntualización de que la supuesta placa -¡cómo no!- es una de las muchas trampas visuales que hay en el pueblo.

La llamada Ruta de los Trampantojos es una iniciativa del ayuntamiento de Romangordo que surgió en 2016 para mejorar un rincón poco agraciado del pueblo. Así nació el primer mural, El rincón del burro, y tuvo tanto éxito entre turistas y lugareños que pronto se convirtió en el principal atractivo de Romangordo.

Intuyendo el posible tirón turístico, el proyecto se amplió con algunos murales más, creados por varios alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Madrid: Chefo Bravo, Brea y Sojo. Hoy son más de cien las pinturas que cubren las paredes y puertas de los romangordeños y que cuentan, en imágenes, la historia del pueblo. Los artistas se han volcado con la idea a pesar de que no es tarea fácil: pintar un trampantojo puede suponer hasta 10 días de trabajo.

Por Turismo de Romangordo

Que nadie espere encontrar artificio, no más que aquel que ofrece el engaño óptico, porque las escenas de Romangordo reflejan la vida cotidiana de un pueblo de menos de 300 habitantes que quiere dejar plasmado su pasado en sus propias viviendas para que las generaciones venideras lo recuerden. Para que no se pierda.

Antes de recorrer la Ruta de los Trampantojos es recomendable pasar por la Casa de los aromas. No sólo para conocer el Centro de Interpretación de la Flora y el uso de las plantas aromáticas, que también, si no para hacerse con un mapa en la Oficina de Turismo, situada en este particular museo de los buenos olores.

Con el mapa de la ruta en nuestro haber, comenzamos a caminar por Romangordo, con cuidado de no tropezar con una pared que parece una calle que se prolonga cuesta arriba. Sin interrumpir la conversación que parecen mantener un grupo de romangordeñas que cosen de forma despreocupada, sentadas al fresco.

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Saludaremos al repartidor de gaseosas y a la vecina que se asoma a la ventana, esperando su pedido. Y guardaremos silencio ante la visión de un aula en la que los niños y niñas de Romangordo estudian bajo la atenta mirada de su profesor.

¿Estamos soñando o todas esas imágenes que tenemos ante nosotros son reales? Lo parecen, pues la calidad de estas magníficas obras de arte logran hacer la “trampa ante el ojo”: sin duda, nos hallamos inmersos en el Romangordo de mediados del s. XX. Aún así, a Romangordo no le resulta ajena la actualidad. Al principio del pueblo nos recibe un impactante mural de denuncia contra la violencia de género.

Hay decenas de escenas costumbristas en los muros de Romangordo: mujeres tendiendo ropa, el boticario en su botica, niños saltando a la comba, jugando con sus canicas y sus tirachinas mientras su posible víctima, un inocente gato negro, huye escaleras abajo sin mirar atrás. Una familia cena frente a la radio, varias mujeres ríen a mandíbula batiente mientras pasean por el centro del pueblo, los artesanos trabajan en sus telares y un grupo de emigrantes se va del pueblo para no volver.

No sólo hay murales en Romangordo. Las puertas y los portales también se adornan y parece que van a abrirse solas de un momento a otro. En una de ellas el zapatero se afana en tapar un inoportuno agujero de una suela. En otras, sus paisanos aran el campo con sus bueyes, ordeñan vacas, recogen setas de temporada o elaboran quesos con esmero.

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Y frases. Son muchas las frases, antes escritas por grandes poetas como Lorca o por anónimos lugareños, que visten los muros de Romangordo de arte y de sabiduría. En las afueras, la residencia de mayores de la localidad ha guardado en muchas de sus paredes espacio para la ternura: la de los retratos, arrugados pero de ojos vivaces, de algunos de los ancianos que allí viven.

Todo es falso y a la vez, ¡tan auténtico! Es la vida diaria de los habitantes de un pueblo que se resiste a olvidar su historia y decide pintarla en sus fachadas, como quien se tatúa en la piel su seña de identidad.

Los trampantojos de Romangordo se han convertido en el principal reclamo del pueblo, que ha visto como a partir de 2016 su popularidad ha aumentado considerablemente. El impacto turístico ha sido tan grande que se ha puesto en marcha una ruta teatralizada: Historias de un pueblo, para dar a conocer el patrimonio cultural de Romangordo a través de sus murales.

Es una actividad muy divertida, guiada por un actor y una actriz que interpretan a personajes del pueblo y que van contando anécdotas durante todo el recorrido.

La Ruta de los Ingleses

Por Turismo de Romangordo

Corría el año 1812 cuando tuvo lugar en las entrañas de Romangordo una de las batallas de la Guerra de la Independencia. Las tropas inglesas vencieron a los franceses en el antes denominado Lugar Nuevo. Para conmemorar este hecho se celebra cada mes de mayo la Ruta de los Ingleses, que consta de una fiel recreación de la batalla y, además, de una curiosa ruta de senderismo.

Sí, se trata de recorrer caminando los 16 kilómetros que hicieron los soldados ingleses antes de llegar al Lugar Nuevo de Romangordo. ¿El objetivo? Poner en valor los distintos puntos de interés del trayecto por el que transcurre la ruta.

Para reforzar el festejo hay un Centro de Interpretación Ruta de los Ingleses que permite aproximarse, con datos históricos, a este importante acontecimiento de la historia de Romangordo.

Ecomuseo Casa del tío Cáscoles, la memoria de Romangordo

Por Turismo de Romangordo

Los Cáscoles. Así se conoce en el pueblo al tío Lázaro y a la tía Juliana, los dueños de esta peculiar casa-museo que conserva su antigua arquitectura tradicional y es un magnífico ejemplo de la vida cotidiana en los pueblos de Cáceres.

En ella podrás ver cómo se construían las casas de antaño, utilizando los materiales de la zona (piedra, arena, madera…) de una forma tan respetuosa con el medioambiente que hoy se calificaría como sostenible. Aunque las viviendas actuales se inspiran en las antiguas, ya no se construyen de la misma manera y esto le da más valor a la visita: estamos en una casa de las que ya no quedan.

Para reservar entrada al ecomuseo hay que dirigirse a la Oficina de Turismo, situada en la ya citada Casa de los aromas.

Por si fuera poco…Reserva de la Biosfera

Los romangordeños viven en la bella comarca de Campo Arañuelo. Y además Romangordo pertenece a los Pueblos Reserva de la Biosfera del Parque Nacional de Monfragüe. Esta conjunción de factores permite que disfruten de un espacio único en el que el patrimonio, la cultura y la historia conviven de forma armónica con la naturaleza. Castillos como el de Monfragüe son sobrevolados por buitres carroñeros y elegantes cigüeñas negras.

Un entorno de lujo donde practicar el turismo ornitológico y realizar diversas rutas de senderismo.

Romangordo para exploradores

Por Turismo de Romangordo

Guárdate unos días para disfrutar de Romangordo y alrededores, porque esto no termina aquí. En la garganta Canaleja se han encontrado tres cuevas, llamadas Canaleja 1, Canaleja 2 y Tío republicano, que fueron utilizadas desde hace 10.000 años hasta hace bien poco y donde los pueblos que las habitaron han ido dejando distintos objetos de gran valor arqueológico.

No es el único yacimiento de interés de Romangordo. Madinat o Majadat Albalat, a las puertas del Monfragüe, es otro de sus tesoros arqueológicos, un antiguo asentamiento de época musulmana ocupado hasta el s. XII y declarado Bien de Interés Cultural en 2014. El conjunto de la fortificación domina el margen izquierdo del río Tajo, en una posición privilegiada, y es clave para aproximarse a la etapa islámica de Extremadura.

Saca a la luz tu alma exploradora y pasea por este pedacito de Al-Andalus, rodeando lo que queda de sus murallas como si fueras un auténtico califa. Despidiendo Romangordo como se merece, a lo grande.

Emma Sexto

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