Villajoyosa, el pueblo más alegre de la costa alicantina
Escrito por
10.02.2024
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Villajoyosa, más conocida en la zona por su nomenclatura también oficial La Vila Joiosa, es un municipio de la comarca de la Marina Baixa que llama la atención, en primera instancia, por sus conocidas “casas de colores” junto al mar y en el casco antiguo. Dejan una estampa de lo más alegre en el municipio, pero… ¿Sabéis a qué se debe tanto colorido? Porque no, no todo se hace por y para el turismo.
Hay diferentes teorías que explican por qué la Vila Joiosa tiene estas llamativas y bonitas casas de colores y, quizás, la realidad sea la suma de todas ellas. La primera y la más popular es la que lo relaciona con uno de los oficios más tradicionales de la localidad desde hace siglos como es la pesca. Se dice que se pintaban las casas de colores tan brillantes para que los pescadores fueran capaces de reconocer sus hogares desde el mar. A cierta distancia, era la mejor manera de sentir que ya estaban en casa y de discernir dónde estaba exactamente la suya.
También se dice que los familiares que les esperaban en tierra –mujeres y niños, fundamentalmente- colgaban una sábana o tela con un color u otro que avisaba de antemano si le recibirían con buenas o malas noticias. En la línea de esta teoría relacionada con la pesca, también se sospecha que las casas podrían haberse cubierto con la pintura sobrante de los barcos; es decir, lo que hoy diríamos aprovechamiento de los materiales. Por otro lado, se cree que esta costumbre podría estar igualmente relacionada con la protección contra el mal de ojo y para ahuyentar a los malos espíritus.
La explicación podría estar en alguna de estas hipótesis o, quizás, tenga un poquito de todas ellas. Lo cierto es que en la actualidad esta costumbre de antaño, casual o no, ha impregnado de una viva personalidad al pueblo costero de la Vila Joiosa que atrae cada año a miles de turistas y productores de series y películas, como Alba o The Covenant. A sabiendas de que es un apreciado reclamo turístico y seña de identidad del municipio, hoy las instituciones trabajan por mantener estos llamativos colores en las fachadas.
¿Por qué “Villajoyosa” o “la Vila Joiosa”?
Es curioso el nombre de este municipio costero, que nos transmite jolgorio. Ante la falta de constancia de documentos históricos que la mencionen o de hallazgos arqueológicos, los investigadores señalan que habría creado el pueblo el noble Bernat de Sarriá, que estaba al servicio del rey Jaume II el Just, en el siglo XIV.
El nombre vendría de la necesidad de darle un toque alegre para atraer a habitantes al nuevo asentamiento (hay otros topónimos similares que se empleaban en la época, como “Vista Alegre” o “Vistabella”).
Los mejores planes en la Vila Joiosa
Si la Vila Joiosa siempre ha sido un municipio precioso que visitar en la Costa Blanca, la obsesión por exhibir(se) en Instagram y otras redes sociales lo ha convertido en visita obligatoria. Ahora bien, aparte de las típicas casitas de colores, hay otros planes que podemos hacer en esta localidad y en sus alrededores.
- Visitar su conjunto histórico-artístico. La Vila Joiosa tiene muchos atractivos de relevancia histórica. Toma nota, porque hay unos cuantos: su casco antiguo con murallas renacentistas, la iglesia gótica de la fortaleza de la Asunción, la Torre del Aguiló, la Torre de Dalt, la Torre del Baix o de Xauxelles, la Torre del Charco, la Torre La Torreta, la Torre Simeón, la Torre de Sant Josep o de Hércules (un monumento funerario del siglo II), la Torre de la Cruz, la Villa Giacomina, el Chalet de Centella, el Santuario de la Malladeta (al sur de lo que era la ciudad íbera) o las termas públicas de Allon, cerca de la actual plaza de la Generalitat.
- Tomar chocolate. Si hay un producto alimentario que es todo un emblema en la Vila Joiosa –con permiso de su pescado fresco, claro- es el chocolate. Es una de las industrias tradicionales del municipio, arraigada desde finales del siglo XVIII. De aquí son afamadas marcas como Chocolates Clavileño, Chocolates Pérez, Chocolates Marcos Tonda y Chocolates Valor. Esta última marca tiene, incluso, un Museo del Chocolate en la que antaño fue una pequeña fábrica familiar: allí se puede conocer al detalle todo el proceso de fabricación del chocolate y la historia de la empresa, además de ver in situ una de las mejores colecciones de maquinaria de esta industria de diferentes épocas; asimismo, hay una Sala de Exposición que narra todo el viaje del cacao, desde su descubrimiento hasta el cultivo y características del fruto del cacao. Y para los auténticos fans del chocolate: no os perdáis la Xocolatíssima, una fiesta que se celebra en el casco antiguo de la Vila Joiosa a principios de agosto y en la que no falta, por supuesto, una chocolatada popular.
- Playas o calas. En pleno centro de la Vila Joiosa hay una gran playa de arena clara y fina con 1,4 kilómetros de largo y más de 30 metros de ancho. Pero el mayor encanto de esta parte de la costa valenciana radica en sus calas. Dos recomendaciones: Racó del Conill, es una de las míticas; una virgen, pequeñita y apartada de todo es Cala Fonda, con un acceso por una empinada senda de tierra que la hace poco frecuentada. Ambas son de tradición naturista.
- Las fiestas de Moros y Cristianos. Declaradas de Interés Turístico Internacional, recrean cada año del 24 al 31 de julio una batalla ocurrida en 1538. La madrugada del 28 se representa el acto más espectacular: el desembarco. Mientras los cristianos ponen a punto la artillería de defensa en la orilla, se ve cómo se aproxima a la costa una treintena de embarcaciones musulmanas.
- Submarinismo e historia en el Bou Ferrer. En 1999 dos buceadores hallaron los restos de un navío romano del siglo I, que con sus 30 metros de eslora, se convirtió en el mayor barco romano de excavación del Mediterráneo. Hoy se ofrecen visitas guiadas para ver los restos del naufragio en la cosa de la Vila Joiosa. Una experiencia para sumergirnos, literalmente, en uno de los vestigios romanos más importantes de la Costa Blanca.
Raquel Andrés