Un paseo por Vidrà: castillos, cascadas y un santuario que toca las nubes
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24.05.2024
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En el corazón de la comarca de Osona, provincia de Girona, asoma la cabeza el pequeño municipio de Vidrà. Impresiona a todo aquel que se acerca, ya que está rodeado de naturaleza y montañas entre las que destacan algunas del pre-Pirineo (sierra de Milany y Santa Magdalena) o la cordillera Transveral (Puig de les Àguiles, etc).
Pero… ¿Por qué deberíamos ir a explorar la zona? ¿Qué joyas culturales y naturales esconde? Pues bien, resulta que los lugares de interés son casi infinitos. Desde la posibilidad de realizar varias rutas, como la ruta de los Caminos del Obispo y Abad Oliba (uno de los principales senderos de gran recorrido), las ruinas del castillo de Milany, el precioso salto del Mir (de unos 30 metros aproximadamente) o incluso el conocido castillo de Montesquiu.
Las razones son ilimitadas pero en este artículo os proponemos esos lugares que no pueden faltar. Esos que son imprescindibles.
Vidrà pueblo
Vidrà es sinónimo de paz y tranquilidad. Tal y como se informa desde la página web de Osona Turisme: “Es un municipio de 34 Km2, formado por el núcleo de Vidrà, la Creu de l’Arç y varias casas de payés”. “Todo el termino está incluido dentro del Plan de Espacios de Interés Natural y es un muy buen lugar en el que adentrarte a conocer la vida rural”.
Llama la atención ya que desde la propia página web se ofrece la oportunidad de conocer Vidrà mediante una visita guiada e incluso conocer la vida de pueblo y los procesos de elaboración artesanos que todavía se conservan.
Está envuelto de pastos y cumbres. Personalmente, me he acercado hasta la población y destaca la Casa de la Vila, ayuntamiento que atiende a sus 180 habitantes y que planifica muchísimas actividades cada año. Llama la atención la famosa Caminada del Vidranès, la cual se celebra este 19 de mayo y que permite llenar de vida los caminos que rodean la población. Es una caminata muy apta y tiene dos tipos de distancia, larga (18,5 kilómetros) y corta (13,5 kilómetros).
La iglesia de Sant Hilari de Vidrà, consagrada en el año 960 y que como curiosidad tiene dos puertas (debido a su remodelación en el año 1700) o la llamada Casa del Cavaller, construcción Barroca-Francesa construida en el año 1787 y que fue cuartel general en la tercera guerra carlista. No podemos dejar la población sin antes tocar el roble de la Creu de l’Arç, árbol monumental con alrededor de 400 años de vida. ¡Casi medio siglo!
Castillo de Milany
Ir de excursión a conocer lo que queda de esta fortificación es otro must see. Está a 1525 metros de altura y tal y como nos comentan desde el Ayuntamiento de Vidrà, se pueden encontrar documentos que datan del año 962 donde se nombra al castillo. Se dice que los primeros dueños y propietarios del castillo fueron los Condes de Besalú y tenía una función defensiva básica y crucial: defender y proteger el término. Garantizar la paz y la justicia.
Para llegar hasta la cima del castillo podemos optar por la ruta que sale desde la población de Vallfogona. La dificultad es algo elevada, tiene bastante pendiente pero vale mucho la pena ya que la recompensa es llegar al que es considerado como “El castillo a más altura de toda Cataluña”.
Salt del Molí
Es un salto del río Ges, el cual desemboca más tarde al río Ter y desde donde se puede disfrutar paseando en lo que es una ruta medioambiental fascinante. Hay varias rutas, una de ellas sale desde Sant Pere de Torelló y es apta incluso para los más pequeños. Hablamos de una ruta de unos 2 kilómetros donde la sombra está muy presente y donde se pueden llegar a encontrar mesas de picnic.
Volviendo al Salt del Molí, es también una ruta apta para todos. El sendero comienza en el polideportivo de Vidrà y va avanzando por sus alrededores. Por el camino se encuentran senderos forestales amplios, granjas de vacas, alguna que otra roca que va a dar al puente de Salgueda (puente románico que hay que cruzar) e incluso las ruinas de lo que fue un antiguo molino. Al final de la ruta está la preciosa cascada, de unos 20-30 metros de altura con una bonita poza.
Como curiosidad, su nombre viene del molino que hemos nombrado anteriormente y que se encuentra muy cerca de la cascada pero que es muy difícil de ver. Está en ruinas y cada vez más la vegetación se va apoderando de él.
Ermita de Sant Bartolomeu de Covildases
Es quizás una de las paradas más recomendables. Es románica, del siglo XII y se encuentra en medio de prados en el maravilloso y desconocido valle del Ges. Sus caminos no son tan transitados y está algo más alejada de la población de Vidrà, a unos 8 kilómetros. Está a 1150 metros de altura, es sencilla y está muy cerca de la montaña Puigsacalm. Quizás os resulte familiar ya que queda muy cerca de la Zona Volcánica de la Garrotxa y es el punto más alto de la Serralada Transversal, uno de los imprescindibles si te gusta el montañismo.
Castillo de Montesquiu
Ahora sí, estoy segura de que alguna vez has escuchado su nombre y quizás has llegado a pensar que estaba en Francia. Está en la subcomarca conocida como El Bisaura, formada por los municipios de Sant Quirze de Besora, Montesquiu, Sora, Santa Maria de Besora y Vidrà. Es una zona no muy conocida y poco habitada ya que entre todos los municipios suman alrededor de 3000 habitantes pero también muy bonita, rodeada de verde y paisajes rurales que parecen salidos de un cuento.
Es un elemento emblemático importantísimo para el pequeño pueblo de Montesquiu que comenzó a recibir visitas en el año 1993, año en el que se decidió abrir el castillo a la población. La importancia patrimonial e histórica es muy valiosa y hace que podamos ir atrás en el tiempo y llegar a viajar y conocer cómo era el castillo hace mil años.
Hace relativamente poco se decidió cambiar el enfoque de las visitas, dando más importancia al pasado y no tanto al presente actual o la época que engloba a sus últimos dueños. Como curiosidad, se dice que posiblemente su origen resida en una torre de guardia que fue mandada construir por el mismísimo Guifré I (El Pilós), hacia el siglo IX. Más tarde, dejo de tener funciones de defensa para encarar funciones de residencia fortificada junto a Arnau Guillem de Besora, primero en habitar la fortificación.
Santuari de Bellmunt, Sant Quirze de Besora y Colònia de Borgonya
La última parada que proponemos es acercarse hasta el mágico santuario de Bellmunt, desde donde corre el rumor de que es posible tocar el cielo. Está construido sobre la roca, a 1246 metros de altitud y si el día es claro se pueden observar los Pirineos, la bonita Vall del Ges, la subcomarca del Bisaura e incluso la asombrosa montaña de Montserrat.
Si subes hasta la cima has de saber que la ermita se puede visitar de jueves a domingo, las vistas como ya habíamos avanzado son espectaculares y que además, si decides conocerlo al amanecer, te encontrarás rodeado de un espectacular mar de nubes. También se ofrecen servicios de hospedería y la posibilidad de contemplar el cielo una vez entrada la noche como nunca antes lo habías visto.
Muy cerca del santuario encontramos también muchos pueblos por los que poder dar una vuelta como Sant Quirze de Besora o espacios de interpretación como la emblemática Colònia de Borgonya. Esta última fue la colonia textil más importante de la cuenca del río Ter, creada en 1894 por la empresa escocesa J&P Coats.
Alba Feliz