La Vall de Laguar: el paraíso natural del interior de Alicante

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15.07.2023

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6min. de lectura

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Ruta barranco del infierno en el vall de Laguar
Ruta barranco del infierno en el vall de Laguar. Por Jose Aldeguer

Entorno muy montañoso. Lugares con historia. Enclaves de fotografía. Gran patrimonio cultural. Paisajes agrícolas. Rica gastronomía local. Estos son solo algunos de los ingredientes que aderezan la Vall de Laguar, un rincón de la comarca de la Marina Alta, al norte de la provincia de Alicante, que nos adentra en el rural valenciano más sorprendente.

La Vall de Laguar es un valle y también un municipio que engloba tres pequeños pueblos: Campell, Fleix y Benimaurell; además del núcleo poblacional de Fontilles, antigua leprosería que en la actualidad funciona como geriátrico, centro de rehabilitación y espacio de investigación. En total, todos suman unos 820 habitantes.

vall de laguar, Alicante
Vall de laguar, Alicante. Por MiguelAngel

Rodeado de colosos de piedra, con vistas al mar Mediterráneo y al inconfundible Montgó, en días claros podemos divisar hasta la isla de Ibiza. La Vall de Laguar es una tierra para patear, explorar y conocer.

Pueblos con mucho encanto

Campell en Vall de Laguar
Campell en Vall de Laguar. Por MiniMoon Photo

Los tres pequeños pueblos de la Vall de Laguar tienen un factor en común: están en un entorno muy montañoso, entre las sierras del Cavall Verd (o serra del Penyó), la del Migdia y la de la Carrasca, a unos 500 metros de altitud.

Los tres están ubicados de manera consecutiva, motivo por el cual tienen sobrenombre: Campell también es conocido como el “poble de Baix” (el pueblo de abajo); Fleix es el “poble del Mig” (del medio); y Benimaurell, el “poble de Dalt” (de arriba). Recomendamos pasear tranquilamente por sus calles, tomar algo en los bares de cada pueblo y sentir cómo fluye la vida a otro ritmo. Podemos incluso ir andando del primer pueblo al último: apenas hay 2,5 kilómetros de distancia.

Campell, Alicante
Campell, Alicante. Por Olaf Speier

Hay que decir que esta zona se ha mantenido bastante al margen de la especulación inmobiliaria que arrasó buena parte del patrimonio natural de la primera línea de mar de la costa alicantina, lo que permite que la Vall de Laguar se muestre, todavía, muy genuina. Culturalmente hablando, son pueblos donde predomina el valenciano como lengua vehicular.

El impresionante sanatorio de Fontilles

Sanatorio Fontilles
Sanatorio de Fontilles. Por Alfredo Sánchez Garzón

Un complejo tan interesante como solidario en la Vall de Laguar es el del sanatorio San Francisco de Borja, gestionado por la asociación sin ánimo de lucro Fontilles. Quizás vayáis a visitarlo adrede o igual os topáis con su infraestructura de manera casual si estáis practicando senderismo por los alrededores.

Y es que esta antigua leprosería –hoy centro médico, alojamiento para personas mayores y con espacio para la investigación- aún conserva la vieja muralla del rechazo que se construyó en el siglo XX a petición de los vecinos de la zona. Llegó a tener tres metros de alto a lo largo de tres kilómetros de longitud, con el que se perimetró un recinto de casi 740.000 metros cuadrados.

Fontilles
Fontilles. Por Joanbanjo

Hoy sabemos que la lepra se cura, que si tiene un diagnóstico precoz apenas deja secuelas y que es muy poco contagiosa, pero cuando abrió sus puertas, a principios del siglo XX, los enfermos se toparon con el estigma y la incomprensión de parte de la sociedad (e incluso había familias que los abandonaban en la puerta del sanatorio y nunca más volvieron a saber de ellos).

Fuera del complejo, había un mundo que tenía aversión a estas personas; dentro, sin embargo y afortunadamente, les acogió un entorno lleno de vida: había teatro, cine, taller de carpintería, se organizaban fiestas y bailes, podían cultivar en un terreno propio, jugaban a fútbol… Y todos con unas vistas del valle que son difíciles de describir. Vale la pena acercarse y comprobarlo por uno mismo. El recinto está abierto e incluso por sus instalaciones discurre un sendero de pequeño recorrido (PR).

El Barranc de l’Infern: la “Catedral del senderismo”

Barranc de l’Infern
Barranc de l’Infern. Por MiniMoon Photo

Uno de los grandes atractivos de la Vall de Laguar y el motivo por el que recibe muchos visitantes a lo largo del año es el Barranc de l’Infern (barranco del infierno), un impresionante y encajonado barranco de paredes verticales que pueden llegar a superar los 100 metros de altura y que tiene, en sus tramos más angostos, apenas 10 metros de ancho.

Montañeros de diferentes procedencias se citan en el aparcamiento de Fleix para lanzarse a esta aventura que se puede hacer de dos maneras: solo caminando, recorriendo el sendero PR-CV 147, también conocido como la Catedral del senderismo, o bien andando la mitad y, la otra, descendiendo practicando barranquismo. Se trata de una ruta circular bastante exigente que conviene no hacer en verano, porque especialmente en su primera mitad, no hay sombras y el calor puede llegar a ser extremo.

Barranc de l'Infern
Barranc de l’Infern, Alicante. Por Andrea

Lo más característico de este recorrido son los más de 6.800 escalones excavados en las laderas por los mozárabes, que ayudan a salvar las subidas y bajadas de la ruta. Son unos 14,5 kilómetros y unos 800 metros de desnivel acumulado por los que atravesaremos formas curiosas del barranco y espectaculares colores de los campos, especialmente en primavera, gracias a la floración de los cerezos.

Gastronomía y productos autóctonos

Cerezos en flor en el Vall de Laguar
Cerezos en flor en el Vall de Laguar. Por MiniMoon Photo

La gastronomía autóctona es un pilar fundamental de la cultura en la Vall de Laguar. Sus ingredientes básicos son aquellos que crecen en sus bancales, donde predomina la agricultura de secano, con almendros, olivos y cerezos. De hecho, las cerezas son uno de sus grandes tesoros culinarios y forman parte de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Montaña de Alicante.

Los platos de la zona beben de la influencia de los moriscos que tantos años habitaron el valle y de los mallorquines que lo repoblaron. Algunos de los más conocidos y que no deberías dejar de probar son: el espencat (verduras asadas al horno), les coques al forn (cocas al horno), el arròs al forn (arroz al horno), el arròs amb fesols i naps (arroz con judías y nabos), el putxero, la sang amb ceba (sangre con cebolla), las faves sacsades (habas zarandeadas) o las mandonguilles (albóndigas).

También son típicos los “figatells”, embutidos frescos de sabores fuertes elaborados normalmente con magro e hígado de cerdo que se han popularizado como la “hamburguesa valenciana”.

Raquel Andrés

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