Qué ver y hacer en Ricote en un fin de semana
Escrito por
18.08.2023
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A lo largo de todo el territorio de la península ibérica se pueden encontrar vestigios de lo que sucedió en estas tierras durante todos los siglos que nos preceden. Pero hay lugares en los que se concentró una gran actividad en ciertas épocas, bien sea por su posición estratégica, la capacidad productiva de sus campos o el acceso al agua, entre otras muchas razones. Ricote, un pequeño municipio situado en un valle homónimo de la Región de Murcia, es uno de los grandes ejemplos que se pueden señalar. Porque su historia está bien cargada de sucesos.
Los indicios de vida en Ricote se remontan a la prehistoria, por restos arqueológicos que se han encontrado en la zona, aunque la primera referencia escrita al lugar se encuentra en el año 826 y hacen referencia al castillo Al-Sujayrat o Al Sujur.
La historia del pueblo empieza su esplendor con la invasión musulmana y en ese escenario fue donde el caudillo Ibn Hud se levantó contra los almohades y ganó. Se hizo con el control de gran parte de al-Andalus durante una década hasta que en 1243, por el Tratado de Alcaraz, se incorporó al Reino de Castilla como el resto de Murcia. En 1285 pasa a manos de la Orden de Santiago por un acuerdo con el rey Sancho IV.
Aunque después de la reconquista cristiana en el siglo XVI, los mudéjares (es decir, los musulmanes que se convirtieron al catolicismo de forma forzosa) tuvieron un papel relevante en el desarrollo de Ricote, en 1613 el rey Felipe III les echó de España mediante un decreto. Como consecuencia, el pueblo tuvo que repoblarse con personas procedentes de otros puntos geográficos.
En el siglo XVIII, el control del territorio pasó a manos de la familia Llamas, gracias a un arreglo con la Orden de Santiago (que venía a actuar como un casero que cobra el alquiler). En el siglo XIX, con la disolución de la estructura religiosa que controlaba Ricote, otras familias como la Álvarez-Castellanos y los Moreno también tomaron el control. Los siglos fueron pasando hasta ahora, que es un pueblo en cuyas calles se pueden ver los recuerdos de todas estas idas y venidas.
Viernes
Después de esta introducción extensa pero que, en realidad, es solo un resumen a pinceladas de todo lo que sucedió en este territorio, comienza la guía del fin de semana. Lo que es el pueblo en sí mismo no es demasiado extenso –su población ronda los 1.300 habitantes– aunque está repleto de cosas que ver.
Lo más adecuado es dejar las cosas en el alojamiento al llegar el viernes por la tarde y salir a caminar por el entramado de sus calles medievales por el casco antiguo con tranquilidad y disfrutando de todos los detalles. Puede hacerse un recorrido por libre o seguir la ruta histórica ideada por el Ayuntamiento.
Esta pasa por los rincones civiles y religiosos más interesantes de Ricote. Entre los primeros están el palacio de los Llamas, que data de 1702 y fue erigido por Francisco de Llamas Abenza. Su estilo es barroco con influencia francesa y conserva, entre otras cosas, rejería de la época y una columna barroca que preside todo el zaguán.
Asimismo destaca la portada de la casa de Hoyos, de principios del XVIII, por su escudo familiar. Es lo único que se conserva del edificio original, aunque en la misma calle se pueden ver otros ejemplos de viviendas hidalgas. La ruta pasa también por el abrevadero del siglo XVI que la Orden de Santiago mandó construir y por las calles más pintorescas del pueblo.
También es interesante la plaza de Santiago, el lugar en el que se levantó la primera ermita de Ricote aunque actualmente ya no existe. En su lugar, hay unos bonitos edificios de colores y es uno de los rincones más agradables del pueblo. El recorrido también transcurre por donde en su momento estaba la iglesia de San Pedro, de la que ya no hay rastro tampoco aunque se sabe que se construyó en el inicio del periodo morisco, tras la conversión de los musulmanes al cristianismo.
Asimismo, también se puede ver el palacio de la encomienda de Santiago, del siglo XV y el templo parroquial de San Sebastián del siglo XVIII. Todos los detalles de las edificaciones se pueden conocer in situ gracias a los paneles informativos colocados por el consistorio. Después de este camino, llega el momento de ir a descansar.
Sábado
Además de por su urbanismo y por su arquitectura, Ricote es un destino muy atractivo por su entorno natural. El valle homónimo es uno de los tesoros de Murcia, con sus campos de limoneros y sus posibilidades de turismo activo como el senderismo, entre otras.
Una de las posibles rutas a pie que se pueden realizar es la Ruta por la Huerta de Ricote, que tiene una longitud de cinco kilómetros y un nivel de dificultad fácil. La duración del recorrido es de dos horas y el caminante puede ver el trazado de las dos acequias madre que distribuyen el agua, árboles como olivos, nogales o higueras, el lavadero público y la balsa del molino, entre otras muchas cosas.
Otra posibilidad es caminar por la senda de los moriscos, que también incurre en la huerta de Ricote. Se trata de un recorrido circular de ocho kilómetros que se completa en dos horas y media aproximadamente (sin paradas) y que lleva a lugares desde los que tener vistas privilegiadas del mirador del Azud de Ojós y al de Fuente Buena, entre otros.
También hay numerosas rutas para realizar en bicicleta como la de las ermitas del campo, que tiene una longitud de 40,54 kilómetros, un grado de dificultad moderado y se completa en dos horas y media más o menos. El recorrido pasa por las tres ermitas del campo de Ricote: Virgen del oro, San Sebastián y San José.
Otra posibilidad para los que se desplazan en pedales y tienen ganas de ponerse retos elevados es la ruta del Collado de la madera, de 38,71 kilómetros de distancia, una duración de cuatro horas y media y un grado de dificultad alto.
Y después de pasar el día en contacto con la naturaleza, lo mejor es volver a la tranquilidad del pueblo y descansar para disfrutar de Ricote el último día antes de irse.
Domingo
Los miradores de Ricote son un escenario excelente para ver el amanecer o el atardecer, así que a quienes les guste (o no les importe) madrugar, pueden dirigirse al mirador del Cabecico de la Doctrina, al mirador de la Casa Forestal la Caldera o al mirador de la Ventana para disfrutar del espectáculo del sol iluminando el valle y el despertar del pueblo.
Otro lugar que ofrece unas vistas privilegiadas y que no se puede olvidar en la lista de ‘cosas que ver en Ricote’ es el castillo también conocido como castillo de Los Peñascales. Está en la sierra del Salitre, a 442 metros sobre el nivel del mar y fue construido en el siglo X, después de que las tropas califales de Córdoba destruyesen la ciudad fortificada de Riqut. Dejó de usarse en 1492, aunque sus resquicios aún pueden verse. Se llega a él a través de una ruta que comienza en un sendero que parte del pueblo y por el que se camina durante una hora aproximadamente.
Para despedirse de Ricote, lo mejor es reservar mesa en el restaurante El Sordo, gestionado por cuatro generaciones de la misma familia y que es uno de los grandes referentes gastronómicos de la zona. Allí nació la tapa llamada ‘sordito’, formada por un trozo de pan crujiente, un cacho de solomillo de cerdo y una salsa de la casa que lo baña todo. Hay quien se desplaza al pueblo solo para probarlo, así es de apreciado.
Carmen López