5 lugares fascinantes y poco concurridos en Madeira

Madeira es ese trocito de paraíso que sobresale en el Océano Atlántico, pertenece a Portugal y se encuentra a 860 Km de las costas de Lisboa. Su archipiélago está formado por un total de 4 grupos de islas, dos de las cuales están deshabitadas: Islas Desiertas y Salvajes; y dos habitadas, Madeira y Porto Santo. Es una tierra que esconde acantilados de hasta 450 metros, varios teleféricos que conectan desniveles, pueblos con encanto, un bosque de laurisilva (con orígenes en el Periodo Terciario), cascadas impresionantes e incluso paisajes áridos en tan solo 750 km².

Uno de los datos que más suele llamar la atención es lo alejada que está de cualquier otro punto terrestre. La región autónoma encuentra el lugar habitado más cercano en el archipiélago de las Islas Canarias, a 500 Km de distancia. El siguiente son las islas Azores, a unos 700 Km. Sorprende también lo alejada que está Madeira de su isla vecina, Porto Santo. Para llegar hasta ella tendremos que ir en ferry (el trayecto dura alrededor de 2 horas y 30 minutos) o avión (siendo un recorrido de escasos 25 minutos).

Según estadísticas anuales y datos de Información Turística Regional, cada año Madeira recibe una media aproximada de 2 millones de visitantes, aunque la gran mayoría de los turistas provienen del propio país, seguido de Alemania, Reino Unido y Francia. Lo cierto es que la Región Autónoma de Madeira quiere seguir dando la bienvenida y ampliar el número de visitas que recibe en comparación con otras regiones de Portugal.

Desde EscapadaRural queremos dar a conocer algunos de esos lugares únicos e increíbles que solo encontrarás en la desconocida Madeira. No podíamos incluirlos todos y, aunque ha sido complicado, finalmente hemos realizado una pequeña selección de 5 lugares que ver en Madeira poco concurridos y con un nivel de autenticidad altísimo. ¿Comenzamos?

Achadas Da Cruz

Ubicado en el municipio de Porto Moniz, es uno de esos lugares que dejan con la boca abierta e impresiona hasta tal punto que puede ser que lo recuerdes siempre. Se trata de un mirador con excelentes vistas al Océano, el pronunciado teleférico que baja hasta la costa, la Fajã de Achadas da Cruz y uno de los acantilados más pronunciados de Europa que salvaguarda varias casas con tierra fértil donde se cultiva.

Si bien es cierto que desde el mirador impresiona, la sensación se multiplica cuando lo contemplas desde la costa. Para poder terminar de apreciar todo lo que Achadas Da Cruz ofrece y sentir un poco más cerca los gigantescos acantilados, hay dos opciones. O bien subir al teleférico (con el que descenderemos estos 450 metros) y llegar hasta la playa, o andar por un sendero más de 3h (y volver a andarlo de subida).

Se recomienda bajar en teleférico ya que la bajada dura tan solo 5 minutos, pero no es apto para personas que puedan sufrir vértigo. Yo misma he tenido la suerte de poderlo vivir con mis propias carnes y, aunque nunca he sentido la sensación de vértigo, si es cierto que ese día hacía un poco de aire, se movía más de lo normal y la sensación no fue tan relajada.

Por otro lado, el operario del teleférico nos comentó que “La vista es muy bonita y merece la pena pero hay que estar seguros de querer bajar ya que una vez abajo, en la playa, no hay otro operario para gestionar la subida. Eres tú mismo quien ha de llamar el teleférico de vuelta y subirte a él”. Le preguntamos también si había mucha gente que, al asomarse al mirador y contemplar la altura, decidía no bajar y su respuesta fue clara: “A veces pasa, pero la persona que lo tiene claro y baja vuelve con una sonrisa en la cara. ¿Queréis un ticket? ¿Os animáis? Cerramos a las 8, es lo único”.

La alejada Isla de Porto Santo

Es conocida como la hermana pequeña de Madeira pero no tiene nada que ver. Está rodeada de aguas turquesas, presume de temperaturas agradables durante todo el año y tiene un suelo completamente arenoso, todo lo contrario a la isla verde de Madeira. Su población no llega a los 6.000 habitantes y la capital, Vila Baleira, es la única ciudad de la isla por lo que la convierte en el destino perfecto para escapar del turismo de masas

Es perfecta para los amantes de la playa, el sol y la tranquilidad aunque a veces llegar hasta ella puede no resultar tan fácil. Desde Madeira podemos llegar en ferry o avión pero, desde otros países, tendremos que hacer escala en Lisboa. En algunas ocasiones, estando ya en Madeira, se ha dado el caso de tener que incluso volar hasta Lisboa para poder luego hacer escala y llegar hasta Porto Santo.

Después de un largo viaje, podemos encontrar desde aguas turquesas, la playa de Porto Santo (con 9 kilómetros de largo), el Pico da Facho (su punto más alto, con 516 metros), hasta unas curiosas dunas (si te acercas a ellas verás que están llenas de pequeños fósiles animales) o el fascinante pico de Ana Ferreira, con columnas rocosas formadas hace años por la actividad volcánica.

De nuevo, resulta fascinante todos los rincones que pueden llegar a esconder 42 Km2 y todos los secretos que pueden llegar a guardar. Un secreto a voces que salvaguarda la isla es que Cristóbal Colón estuvo viviendo algunas épocas en Porto Santo y que incluso se casó en ella.

Excursión de 5h hasta Caldeirão Verde

Es una de las excursiones más largas pero también más espectaculares de la isla. La duración aproximada es de 5h 30 minutos (ya que desde el parking y hasta la impresionante cascada hay 6,5 Km de ida y 6,5 Km de vuelta) por un camino llano, de baja dificultad pero no apto para personas que puedan llegar a sufrir vértigo.

Recibe el nombre de Caldeirão Verde ya que conduce hasta una impresionante cascada con su mismo nombre y finaliza en una laguna verde. El paisaje que acompaña la ruta es otra de las razones por las que completar la levada, atravesando montañas con túneles elaborados en el siglo XVIII y llegando a apreciar algunas de las montañas más altas de la isla. Se conoce como levadas a los canales que traían el agua desde el interior de la isla hacia el exterior u otras zonas pobladas.

Desde la Dirección Regional de Turismo nos aconsejan que “Si queréis completar la excursión, es muy importante que llevéis calzado cómodo, agua y salgáis pronto por la mañana para que no se haga de noche. También es importante llevar el teléfono cargado y traer una pequeña linterna ya que en los túneles que atraviesan la montaña y que forman parte de la ruta no hay luz”.

Ponta de São Lourenço: el punto más oriental de la isla

Llegar hasta la Ponta de São Lourenço es otra de esas experiencias que deja sin aliento. La ruta ondulante que conduce hasta el extremo oriental pasa por lugares muy áridos, donde la vegetación que predomina en el resto de la isla no crece a causa de los fuertes aires que suelen visitar la zona. Dura aproximadamente 3 horas y tiene varios escalones por lo que la dificultad se podría decir que es media con varias subidas y bajadas. Si se desea saber un poco más de la ruta, en Wikiloc se pueden encontrar muchos detalles que pueden ayudar a planificarla.

Realizar el sendero hasta la Ponta de São Lourenço es, sin duda, la mejor forma de conocer la península. Es de origen volcánico y gracias a ella descubrimos alguna de sus aisladas playas (la playa de São Lourenço) o los múltiples islotes que aparecen por el camino. Desde la Dirección Regional de Turismo nos comparten algunos consejos a tener en cuenta “Es muy importante traer agua y una gorra para poder protegernos del sol ya que no hay árboles en la zona donde poder descansar”.

Por último, a modo curiosidad, hay un bar con bebida y pequeños sándwiches antes de finalizar el camino. Después de todo el esfuerzo realizado puede llegar a parecer un espejismo pero es real, existe y está ubicado en un pequeño llano a escasos metros del final de la ruta. Si me dejáis aconsejaros, recomiendo tomar una Brisa, refresco producido y distribuido en Madeira. ¡Buenísimo y muy difícil de encontrar en otros países!

Câmara de Lobos, el Portofino de Madeira

El último punto sobre qué ver en Madeira nos gustaría dedicarlo a la pequeña pero preciosa población de Câmara de Lobos, ubicada en la parte sur de la isla, a escasos 10 Km de la capital. Se trata de una de las villas más antiguas de Madeira, de origen marinero y con casi 36.000 habitantes.

La localidad recibe a todos sus visitantes con los brazos abiertos, unas vistas impresionantes de la bahía, un conjunto de casas/pequeñas iglesias de color blanco y una vida nocturna como en ninguna otra población. Además, si se visita a mediados del mes de agosto, se podrá presenciar la festividad del pez espada, conocido en Madeira como Festa Gastronómica do Peixe Espada Preto.

Se trata de un fin de semana gastronómico donde se celebra la existencia de uno de los platos más tradicionales de la isla y se resalta la actividad pesquera. Este festival reúne a habitantes de otros pueblos que se desplazan expresamente hasta la población para poder contemplar cómo lucen decoradas sus estrechas calles, cantar junto a varios de los grupos que animan su pequeña playa y vivir un poco más su vida nocturna. Madeira tiene una enorme tradición de música, cultura y folklore y así lo demuestra la gran cantidad de grupos y bandas filarmónicas que no pueden faltar en estas festividades.