Pueblos Mágicos, la iniciativa de turismo basada en el desarrollo local
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16.11.2021
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Con tantos rincones especiales que hay en España, no es extraño que cada año se otorguen títulos como el de la Capital de Turismo Rural (una iniciativa promovida, precisamente por Escapada Rural) o cuál es el pueblo más bonito del país. Estos son dos de ellos, pero hay más como por ejemplo el Pueblo Mágico. ¿Qué localidad no querría formar parte de ese colectivo? Obtener este tipo de condecoraciones o incluirse dentro de la lista de escogido aporta ventajas al pueblo como visibilidad o un mayor cuidado de sus calles y patrimonio. Y, por supuesto, un motivo para que sus vecinos se sientan orgullosos de su lugar de residencia.
Francisco J. Martín, presidente de Pueblos Mágicos de España, explica que su plan se impulsó: “en 2017 por el Instituto de Desarrollo Local y Estudios Sociales IDL, entidad fundada en 1997 con amplia experiencia en desarrollo local”. El proyecto fue tomando forma poco a poco y gracias a un trabajo exhaustivo: “los primeros 20 meses de la Iniciativa se dedicaron a visitar más de 300 pueblos de menos de 25.000 habitantes y en septiembre de 2018 se enviaron las primeras invitaciones a los Ayuntamientos de los pueblos seleccionados. Actualmente hay 106 pueblos en la Red de Pueblos Mágicos de España”.
Gracias al número de respuestas positivas que se recibieron: “se creó la Asociación de Pueblos Mágicos de España, que es quien actualmente gestiona la Red de Pueblos Mágicos. El equipo dedicado a la Red lo componen cinco personas, si bien para informes técnicos, estudios sociales, etc. se siguen apoyando en el IDL”, comenta el entrevistado, que añade que: “El objetivo principal de la Red de Pueblos Mágicos de España es el desarrollo y promoción territorial de los municipios adheridos, según los principios del desarrollo local”.
Puntos clave para entender cómo funciona la Red de Pueblos Mágicos explicados por su presidente
¿Cuáles son los últimos pueblos que han conseguido ‘el título’ de Pueblo Mágico?
A Pueblos Mágicos de España se accede – hasta ahora- exclusivamente por invitación, tras el estudio que hacemos de pueblos determinados. Los últimos pueblos que han entrado en la Red son: Icod de los Vinos (Tenerife), Elciego (Álava), Duruelo de la Sierra (Soria), Miraflores de la Sierra (Madrid) y Cepeda (Salamanca).
¿Obtenerlo supone algún coste para el Ayuntamiento?
Los pueblos adheridos pagan una pequeña cuota a la asociación en función de población y además del uso de la marca “Pueblos Mágicos de España” reciben una serie de servicios: folleto del pueblo, web personalizada, fotografías, etcétera.
¿Qué diferencia hay entre la distinción de ‘Pueblo mágico’ y otras como la del ‘pueblo más bonito’, por ejemplo?
La diferencia es de concepto y también de coste. Pueblos Mágicos entiende que el desarrollo de un municipio ha de hacerse de forma integral con la participación/colaboración de todos los sectores productivos. El turismo puede actuar como motor o catalizador, pero basar el desarrollo territorial sólo en ese sector crea necesariamente disfunciones económicas y sociales y fenómenos de repulsión territorial de las capas más activas de la población: los jóvenes.
Otras Asociaciones basan su actuación en el embellecimiento urbano y el cuidado del patrimonio con objetivos exclusivos de uso turístico. Tristemente, en muchos casos, se acaba masificando el pueblo y se convierten en una especie de ‘parques temáticos’ de fin de semana. En cuanto a costes, la cuota de Pueblos Mágicos viene a ser 1/3 de la que abonan los municipios en otras redes.
¿Saben si los que hasta ahora tienen el título de Pueblo Mágico han tenido beneficios gracias a él?
Es pronto para hacer una evaluación correcta, no obstante si se nota bastante el cambio en políticas de promoción, dotaciones y mejora de espacios urbanos en muchos municipios. También han subido bastante los visitantes, pero pensamos que las circunstancias de la pandemia pueden desvirtuar esta apreciación.
Aprender de los errores ya cometidos
El problema de la despoblación de los pueblos en las áreas rurales no es nuevo en España. Existen zonas en las que hay aldeas que están a punto de desaparecer debido a la falta de relevo generacional, más oportunidades laborales en los núcleos urbanos o las dificultades de movilidad por culpa de un sistema de transporte público deficitario. Entre muchos otros factores, porque no hay un solo motivo, como en casi ninguna cuestión.
En muchas ocasiones surge la pregunta de si el turismo rural es la manera de frenar la tendencia pero, como se ha visto en el pasado, dependiendo del modelo que se potencie puede acabar teniendo un efecto más negativo que positivo.
Francisco J. Martín profundiza en su tesis de que el turismo en sí mismo no es en absoluto la manera de revertir la situación de forma eficaz: “Las soluciones para la ‘España vaciada’ vienen de un conjunto de actuaciones que busquen la armonía entre el desarrollo económico y social del municipio. En algunos casos, cuando la población muy envejecida ha perdido su capacidad de reemplazamiento generacional, el turismo rural puede ser el único recurso, pero no soluciona el problema”.
Como se comentó en uno de los puntos clave, una de las peores consecuencias de centrar los esfuerzos en el turismo es que llegue a convertirse en masivo. Se fomentó en el pasado en zonas como la costa del Levante o ciudades como Barcelona y se ha comprobado con el tiempo que no es sostenible. Francisco J. Martín advierte que esto ya está ocurriendo, muchos pueblos han perdido su identidad.
“Sus sectores productivos tradicionales, que no han incorporado nuevas producciones o modernizado sus productos, se componen de tiendas de ‘artesanía’, productos locales no siempre de la zona, bares/restaurantes y alojamientos que con el devenir del tiempo acaban en manos o son atendidos por personas ajenas al municipio”, sostiene a la vez que asegura que: “ofrecer a los jóvenes de un municipio rural sólo los trabajos que ofrece el turismo, es condenar a muchos de ellos a que busquen su proyecto de vida en otro sitio”.
Carmen López