Que Galicia es uno de los mejores lugares de España para marcarse un “unplugged” ya no lo duda nadie. Escondida en la parte más noroccidental de la Península, esta región de raíces celtas marcada por la lluvia, el verde de sus campos y su amplio e indómito litoral es un refugio perfecto para quedarse unos días y olvidarse de las preocupaciones diarias.
Para ello nada mejor que buscarse alguno de los pueblos de Galicia de montaña, de valle o de costa, da igual. La clave es que esté algo aislado, allí donde el turismo de masas no llega ni pretende llegar. Porque no hay nada. O eso creías…
1. Piornedo, un pueblo perdido entre pallozas
Pura autenticidad. Es lo que encontrarás en Piornedo y hay una palabra gallega que lo define a la perfección, “enxebre”: tradicional, propio, original, autóctono. Aunque Piornedo es uno de los pueblos ancareses más visitados (por debajo de O Cebreiro, que está a las puertas de Ancares y es muy turístico por su fácil acceso), su especial situación en las montañas de Lugo, a 1080 metros de altitud y bastante alejado de núcleos grandes de población, han hecho que permanezca bastante aislado y, por tanto, protegido de las influencias externas.
Debido a su gran número de pallozas de época prerromana, Piornedo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico por la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural. Pero estas típicas viviendas de montaña no son lo único que ver en la aldea. Un entorno sin igual en una de las zonas pobladas más altas de Ancares, un conjunto etnográfico interesantísimo y varias sendas de montaña en la que descubrir paisajes casi vírgenes, son algunos de los motivos que te llevarán a Piornedo y harán que lo recuerdes para siempre.
Si quieres dormir en Piornedo y contemplar el cielo estrellado de Os Ancares, date prisa. Sólo hay un alojamiento en todo el pueblo, Casa Casoa, y ¡vuela!
Aquí vas a desconectar, eso seguro. De hecho, en gran parte de la zona alta de los Ancares gallegos no hay wifi, así que apaga el móvil, deja que tus pies te guíen por los senderos de montaña en busca de aire puro y contempla paisajes vírgenes que son un puro chute de energía renovada. Volverás.
2. Pobra de Navia de Suarna en Os Ancares
Sin dejar Os Ancares descendemos un poco en altitud para instalarnos en otra aldea ideal: Pobra de Navia de Suarna, al norte de la sierra. Aquí el panorama rural es magnífico y nos encontramos de nuevo ante un conjunto etnográfico brutal.
Con sólo 260 habitantes, la aldea cuenta con varias pallozas, pequeñas ermitas y capillas que aún conservan su portada románica. Corona la estampa un bello puente altomedieval de un arco que cruza el río Navia y conduce hasta el castillo de Navia de Suarna, reconstruido en el s. XV tras las revueltas Irmandiñas, que hoy luce a medio pelo, en estado catastrófico y con varias construcciones más recientes adosadas.
En sus alrededores, mil caminos que recorrer llevan hasta viejas minas de hierro y hasta antiguos castros, vestigios de los antiguos pobladores de la zona. Tienes todo esto y, además, calma de sobra para resetear, mojarte los pies en algún riachuelo y sentir que ¡esto es vida!
3. Seceda en la Serra do Courel
De sierra en sierra y sin salir de la provincia de Lugo damos el salto a O Courel, otro de los conjuntos montañosos más importantes y bonitos de Galicia. Aquí nos encontramos con un pequeño pueblo que, a pesar de su restauración, no ha perdido ni un ápice de su magia original. Es Seceda do Courel, en el municipio de Folgoso.
Declarado Bien de Interés Turístico, en el pueblo sobresalen las casas tradicionales en piedra y cubierta de pizarra que se amontonan en sus escasas callejuelas. También hay una iglesia, la de San Silvestre, y muy cerca, además de rutas de montaña, se descubre el castro de Sobredo, del s. II-IV d. C., con espectaculares vistas hacia la Serra do Courel.
Toda la zona merece la pena y en ella se dispersan varias aldeas de interés como la misma Folgoso o Seoane, cada una con su particular encanto. Considera darte un homenaje gastronómico. La cocina de montaña es contundente pero sabrosa, a base de carnes, cocidos, castañas y licores caseros. También querrás regresar.
4. Ponte Maceira, paso de peregrinos
Desde diciembre de 2019, el diminuto Ponte Maceira, un pequeño conjunto etnográfico situado en la parroquia de Portor, en Negreira (A Coruña), forma parte oficialmente de los Pueblos más bonitos de España. Ponte Maceira es la primera localidad coruñesa que se incorpora a esta lista, en la que también figuran otras poblaciones gallegas como la magnífica Mondoñedo en la provincia de Lugo o la ourensana Castro Caldelas.
A pesar de su reducido tamaño, Ponte Maceira tiene todo lo que caracteriza a un perfecto enclave rural: un entorno bonito, casas de piedra, calles empedradas, un puente centenario como protagonista absoluto del paisaje, molinos a pie de río, una casona señorial y varias rutas de senderismo para descubrir lugares únicos.
Además, Ponte Maceira es uno de los puntos por los que cruza el Camino de Santiago a Muxía-Fisterra, un tramo mítico conocido como «el Epílogo», y está muy cerca de la capital de Galicia, Compostela. Un motivo más para no dejar de visitarlo.
5. As Ermidas en O Bolo
Cada vez más visitado por su impactante santuario barroco pero a la vez aislado por su complicado acceso, el pueblo ourensano de As Ermidas es una fantasía que se despliega ante los ojos del asombrado viajero. El templo, que comenzó a construirse en el s. XVII, es el eje visual del pueblo y parece estar encajado en la ladera junto al río Bibei, uno de los principales afluentes del Sil.
Santa María das Ermidas se llama el santuario, rodeado de leyendas constructivas que atribuyen a su emplazamiento propiedades curativas. Fue el obispo de Astorga, Alonso Mejía de Tovar, quien comenzó a contruir el edificio sobre una pequeña capilla en honor a la Virgen, a quien se había encomendado en su enfermedad.
¡Alto ahí! Buscamos un lugar para desconectar y no un enclave plagado de romeros y peregrinos. No temas, no es el caso. La mayoría de los visitantes pasan en visita rápida por esta fascinante aldea y el resto del día es toda para tí, para que la recorras con calma, descubriendo cada rincón de sus calles empinadas -sus via crucis, sus fuentes de piedra- alucinando con el paisaje del valle del Bibei y disfrutando de algún chapuzón improvisado en su playa fluvial.
6. Vilanova dos Infantes en Celanova
Seguimos en Ourense, en concreto en el municipio de Celanova, para salir al encuentro de uno de los pueblos más bonitos de Galicia: Vilanova dos Infantes. Fue una villa medieval independiente que, tras distintos avatares pasó a formar parte de Celanova en 1927.
“Al separarnos de Celanova, cosa de un cuarto de legua, vimos a nuestra izquierda eso que siempre queda atrás y tira de nosotros a modo de anzuelo para que volvamos a lugares ya conocidos. Era Vilanova dos Infantes…” Emilia Pardo Bazán
¿Qué nos espera en este precioso pueblo de interior? Uno de los conjuntos etnográficos mejor conservados de Galicia, de corte medieval en el que destaca su torre de Vilanova, Bien de Interés Cultural, levantada entre los s. XII y XIII. Es el único resto que queda de la antigua fortaleza que protegía el burgo de ataques enemigos.
Pasear por Vilanova dos Infantes y descubrir su patrimonio es una delicia, con sus casas, fuentes y pequeños pazos en piedra, sus hórreos tradicionales y sus acogedoras plazas. No hay que perderse el santuario barroco de la Virgen de Cristal, construido en el s. XVIII y ubicado a las afueras del pueblo.
7. Belesar y Pincelo en Ribeira Sacra
Tanto monta, monta tanto. En la Ribeira Sacra del Miño se hallan los dos últimos pueblos de la lista, pequeños pero arrebatadores ambos e ideales para perderse en la cada vez más visitada comarca de viñedos. Recordemos que es éste un territorio compartido por las provincias de Lugo y Ourense y que nos encontramos ahora en el lado lucense, menos concurrido pero igual de bello que su vecino.
Siguiendo el curso del río está el embalse principal de la zona, el de Belesar, junto al pueblo del mismo nombre que pertenece a O Saviñao. Un enclave rodeado de vides que se presta a la cata del vino en sus bodegas y a los románticos e imprescindibles cruceritos fluviales por el río que parten de su embarcadero. Si decides subirte a la embarcación llegarás de Belesar a Os Peares pasando por Pincelo, otro diminuto pueblo entre viñas al otro lado del río, en el municipio de Chantada.
¡Qué curvas las del Miño en esta zona! No te pierdas Cabo do Mundo, un atractivo meandro con mirador incluido, la playa fluvial de A Cova y un par de restaurantes donde comer más que bien. Pero no olvides regresar a Belesar o a Pincelo en busca de la calma, lugares donde perderse en esta parte menos visitada de la Ribeira Sacra.
El Bosque encantado de la Galicia Máxica
El municipio de Cangas de Morrazo, al sur de Pontevedra, esconde uno de los numerosos tesoros naturales que alberga Galicia: el Bosque encantado de Aldán.
1 comentario
Estos siete pueblos son muy bonitos pero se os ha olvidado uno que lo es tanto como los anteriores, O Cebreiro. Soy de lejos de alli y vivo lejos de alli pero he estado dos veces y lo voy a hacer mas en el futuro. Es un sitio encantador, relajante y en el que desconectas de todo. Un saludo.