5 platos de León para chuparse los dedos
Escrito por
20.04.2018
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La provincia de León es tan conocida por los peregrinos que recorren el Camino de Santiago, como por los amantes de la gastronomía. Ahora, la ciudad de León, designada como Capital Gastronómica de España, viene a reforzar esa idea de que en León se come como reyes. A lo largo de la provincia, topónimos y patrimonio monumental se mezclan con productos selectos de la gastronomía, de forma que más que kilómetros, recorremos sabores.
1. El botillo del Bierzo
No es solo la naturaleza la que esculpe los paisajes, sino que la mano del hombre contribuye también a ello. Es el caso de las explotaciones auríferas romanas de Las Médulas, en la comarca leonesa de El Bierzo. Hasta allí iremos para probar uno de los productos más representativos de la gastronomía de León: el botillo.
El paisaje que divisamos de arenas rojizas y formas puntiagudas se nos antoja apropiado para el botillo, al que el pimentón dota de su característico color. La mejor forma de saborearlo es en un guiso. A fuego lento durante unas dos horas, junto con patatas y berza. Un sabor que nos transportará a épocas medievales, donde dicen los entendidos que tiene su origen.
2. Cocido maragato en Castrillo de los Polvazares
El País de los Maragatos, que así llaman a esta comarca sus habitantes, es tierra de arrieros. Con una reducida densidad de habitantes, recorrerla es encontrarse con kilómetros de campos y pequeños pueblos anclados en el tiempo. Como el caso de Castrillo de los Polvazares, que se conserva prácticamente en su estado original. Su encantadora arquitectura de casas del color de la piedra le valió ser reconocido en 1980 como Conjunto Histórico-Artístico de alto valor monumental. Más recientemente, entró a formar parte del Camino de Santiago.
Hasta aquí nos trae el rey de la gastronomía de la comarca: el potente cocido maragato, que se remonta a los tiempos de las Guerras Napoleónicas. ¡Hasta siete variedades de carne diferentes! Amén de sopa, berza y garbanzos. Al llegar a las posadas, los antiguos arrieros comenzaban por comer lo que llevaban en sus fiambreras y acababan con el plato caliente que les ofrecía el posadero. Dicen los más viejos que por ello el cocido maragato se empieza “al revés”.
3. Lechazo de las Montañas del Teleno
En los meses de invierno, desde Astorga se ve el espectacular abombamiento de los Montes de León nevados. Su pico más alto es el Teleno, a 2.188 metros de altitud. En tal paraje se crían los corderos de raza churra que han dado una de las variantes del lechazo de Castilla y León.
La asociación Montañas del Teleno aglutina a municipios y productores de un extenso y diverso territorio que engloba diferentes comarcas. Valles y montañas en los que la huella de la Prehistoria se conserva aún en pinturas y petroglifos, como los de Peña Fadiel, en Lucillo, y en otras muchas zonas alrededor del Teleno. Un espectacular encuentro con el rastro de culturas prehistóricas que seguro nos abrirá el apetito.
4. Queso en el Valle de Valdeón
La maravilla que es el macizo de los Picos de Europa lo evidencia el que se convirtiera a principios del S. XX en el primer espacio protegido natural de España. Esto lo podremos comprobar al internarnos en el Valle de Valdeón, dentro del Parque Nacional de Picos de Europa. Esta región de grandes escaladores, de pastores y de hórreos de gran valor etnográfico, es tierra de quesos azules.
Llegaremos al pequeño municipio de Posada de Valdeón, rodeado de un escenario montañoso espectacular, para descubrir los secretos de uno de los mejores quesos azules del mundo. Al menos, así lo atestigua el que se hiciera con el primer premio en el 33 Concurso Internacional de Quesos Azules del 2017. Su olor y corteza arrugada son inconfundibles. La Indicación Geográfica Protegida del Queso de Valdeón protege a este queso que sigue elaborándose de forma artesanal desde hace siglos.
5. Y de postre… Yemas tostadas de la Bañeza
Antes de llegar a las Montañas de Teleno, pasaremos por Tierra de La Bañeza. Venimos por su patrimonio monumental y cultural, pero, por supuesto, también porque este municipio de coqueta plaza mayor concentra algunas de las sorpresas de la gastronomía leonesa, como, por ejemplo, las ancas de rana, el plato rey de la cocina bañezana.
Para dar un final dulce y feliz a nuestro recorrido recurriremos a un dulce de repostería exquisito: las yemas tostadas. Lo más parecido a masticar una nube esponjosa. Un lujo, y como tal se presenta en cajitas de una docena. ¿Puede parecer gula? Por supuesto que no, una docena aún no es pecado. La gastronomía bañezana está especializada en dulces, unos de temporada, como “Dominós de Carnaval” o los “Bollos de San Lázaro” en Semana Santa, y otros abundantes todo el año, como los “Imperiales”.
José Alejandro Adamuz