Si hay algo que caracteriza al archipiélago canario, es la estampa paradisiaca que ofrece cada una de sus ocho islas, que han ido emergiendo durante millones de años desde el fondo del Atlántico para ser lo que son a día de hoy. Volcanes, abruptos acantilados y frondosos bosques coronando playas de aguas cristalinas y arena rubia, roja o incluso negra.
En esta ocasión viajamos a Tenerife, donde la mayoría de itinerarios turísticos incluyen la visita obligada a sus playas infinitas, al Parque Nacional del Teide, al Parque Rural de Anaga o a los Acantilados de los Gigantes, entre otros lugares. Sin embargo, EscapadaRural quiere proponerte una alternativa algo más desconocida. Tenerife, al igual que sus vecinas del archipiélago, cuenta con unos lugares únicos y llenos de magia: los ‘charcos’ o piscinas naturales de agua marina surgidas de forma caprichosa en sus costas por las erosiones volcánicas y alimentadas por las mareas atlánticas.
Nos vamos a Los Abrigos, uno de esos paraísos acuáticos ubicado en el municipio de Granadilla de Abona en Tenerife.
Piscina natural Los Abrigos
Este tesoro natural ha surgido de una intensa actividad volcánica y te sorprenderá, tanto si buscas un refugio pacífico lejos de las multitudes turísticas como si tu intención es sumergirte en un ecosistema vibrante donde la vida marina florece.
Un paraíso para los amantes del snorkel
Los Abrigos son un lugar perfecto para los amantes del buceo o el snorkel, ya que cuentan con un verdadero paraíso submarino en el que sumergirte en busca de especies tropicales, algas exóticas o coloridos arrecifes de coral. Además, podrás pasear por los senderos naturales que rodean las piscinas y disfrutar de vistas panorámicas de la costa.
También es un escenario idílico para quienes se decantan por las inmersiones. En este caso, se ofrecen dos inmersiones que están bastante diferenciadas, dependiendo del lado de la costa por el que decidas sumergirte.
Prepárate para una inmersión inolvidable
Al lado izquierdo tenemos fondos arenosos con grandes colonias de anguilas jardineras y enormes formaciones que parecen creadas por el hombre.
Al lado derecho nos encontramos con una pared de roca volcánica llena de pequeños agujeros y cuevas donde habitan pulpos, gambas, cigalas y multitud de esponjas.
Eso sí, aunque la tentación de nadar en un oasis paradisiaco como este es difícil de controlar, debes tener siempre en cuenta el estado del mar. La seguridad es primordial y las condiciones marítimas pueden cambiar rápidamente. Recuerda, con precaución todo irá sobre ruedas.
La Real Federación española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) trabaja cada año en campañas para evitar muertes por ahogamiento, ya sea en piscinas o en espacios naturales. De estos últimos existe cierto desconocimiento y por ello hay que estar muy atentos, explica la entidad. No es lo mismo la playa, que un río, un lago o una piscina natural y, por desgracia, todos los lugares de agua no pueden estar vigilados. Por ello, cada año lanzan una serie de medidas para tomar precaución en los espacios acuáticos.
Un acceso algo complicado
Finalmente, recordad que todo lo bueno se hace esperar. En este caso, más que esperar, se tratará de andar unos metros por una senda hasta llegar a los charcos.
«La superficie es arenosa y rocosa y deberás caminar por las piedras», por lo que «es recomendable llevar playeras» para recorrer la ladera que culmina en estos charcos . Sin embargo, una vez en el lugar, «descubrirás varias piscinas de diferentes colores, jugando con los tonos amarillos, verdes y azules».
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