4 parques nacionales españoles que son Patrimonio Mundial
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23.10.2024
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España cuenta con 50 bienes declarados Patrimonio de la Humanidad. Una cifra que le sitúa entre los cinco países con más patrimonio incluido en la lista de la UNESCO. Por delante solo están Francia, Alemania, China e Italia (59).
Si pensamos en patrimonio, es muy posible que nuestra cabeza nos lleve a asociarlo con un monumento o edificación. De hecho, los primeros bienes de España en formar parte de esta lista fueron culturales: la Alhambra y los jardines de Generalife, las obras de Antoni Gaudí, la catedral de Burgos, la mezquita-catedral de Córdoba y el monasterio de El Escorial (Madrid). Todas ellas fueron incorporadas en 1984.
En la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO hay inscritos 1.052 bienes situados en 165 países. España cuenta con 50. Cuatro de ellos son bienes transfronterizos.
Sin embargo, no todo el patrimonio repartido por el territorio español y en sus fronteras son culturales. En esta lista hay también bienes naturales y mixtos que abarcan desde bosques antiguos, inmensos palmerales, hasta jardines y parques nacionales. Aquí hablaremos de estos últimos. Pero, ¿qué implicaciones tiene pertenecer al Patrimonio Mundial de la UNESCO?
Compromiso de protección de los parques nacionales
La idea de crear un movimiento internacional para proteger los bienes de un país tiene su origen en la necesidad que se tuvo en 1959 de salvar los templos de Nubia (entre ellos Abu Simbel) que se veían amenazados por la construcción de la presa de Asuán, en Egipto. Ahí nació la Convención del Patrimonio Mundial, y los que abogaban por conservar los bienes culturales y los que querían conservar los espacios naturales. Ambos acabarían uniéndose en la convención realizada en París en 1972, en la que se elaboró un texto con el que se comprometían a proteger el patrimonio mundial cultural y natural.
Que un monumento, conjunto o sitio forme parte del Patrimonio Mundial supone que el país al que pertenece tenga que comprometerse a conservar el lugar. En España, cuatro parques nacionales cuentan con ese compromiso, aunque hay que especificar que no son los únicos espacios verdes. En la lista también están reconocidos Las Médulas, el Palmeral de Elche, el Paisaje Cultural de la Sierra de Tramontana, el Paisaje Cultural del Risco Caído y Montañas Sagradas de Gran Canaria, así como los jardines del Buen Retiro.
Parque Nacional de Garajonay
El Parque Nacional de Garajonay fue el primero de los cuatro en ser declarado bien natural del Patrimonio Mundial. Fue en 1986, solo dos años después que La Alhambra. También fue el primero situado fuera de la península ibérica, está en las Islas Canarias.
Para conocerlo tendremos que viajar hasta el corazón de la isla de La Gomera. En ella encontraremos un espacio natural único compuesto por el bosque de laurisilva canario mejor conservado de España. Data del Terciario y, en la mayor parte del continente europeo, esta especie arbórea desapareció como consecuencia del cambio climático del Cuaternario.
Hoy, la laurisilva vive bajo la espesa niebla del Garajonay ofreciendo al viajero una imagen idílica típica de un cuento. Es un bosque húmedo de color verde intenso que, además de patrimonio natural, fue nombrado parque nacional en 1981 y es Reserva de la Biosfera.
El Parque Nacional de Garajonay cuenta con una amplia red de rutas de diferentes niveles de dificultad. Algunas de las más populares son la Ruta 14: Laguna Grande – Alto de Garajonay, ya que empieza en uno de los lugares más elevados del parque y llega hasta lo más alto, desde donde hay unas increíbles vistas. También la Ruta 10: cañada de Jorge, que es como un paseo por el bosque; o la que llega a la ermita Nuestra Señora de Lourdes.
Parque Nacional de Doñana
Entre las provincias andaluzas de Huelva y Sevilla, en el margen del estuario del Guadalquivir, está el Parque Nacional de Doñana, una de las mayores reservas ecológicas de Europa. Su riqueza paisajística se compone de marismas, lagunas, playas, conjuntos de dunas y bosque mediterráneo, que sirven de hogar hasta de cinco especies de aves en peligro de extinción.
Entre su fauna destaca la amplia población de garzas, una de las mayores de la región mediterránea. Su marisma, además, es lugar de paso para numerosas aves migratorias. De hecho, en la época invernal es el lugar escogido por más de medio millón de aves acuáticas.
El Parque Nacional de Doñana forma parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1994. También es Zona Especial de Conservación, Zona de Especial Protección para las Aves y está adherido a la Carta Europea de Turismo Sostenible.
Podemos recorrerlo tanto por libre, como con alguna ruta guiada donde, además de adentrarnos en su entorno, nos enseñarán los diferentes tipos de aves. Algunas de sus joyas imprescindibles son su humedal, el complejo dunar, las playas salvajes o el palacio de Acebrón, que hoy alberga uno de sus centros de visitantes.
Parque Nacional del Teide
Con 3.718 metros sobre el nivel del mar, el Teide se erige en el centro de Tenerife como un coloso al que los guanches temían en la antigüedad. Lo llamaban “infierno”, por las lenguas de fuego que escupía. Es el pico más alto de España y, si lo medimos desde su base oceánica, es el tercero más grande del mundo.
Toda el área donde se encuentra fue declarada parque nacional en 1954. De hecho, es uno de los parques de España más visitados. También es bien natural del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Entró en la lista en el año 2007.
Este espacio natural cuenta con gran valor geomorfológico. Cuenta con una caldera de 17 kilómetros de diámetro, el estratovolcán, así como coladas, conos y cuevas creadas en las diferentes erupciones.
Para conocerlo, nada mejor que realizar una de sus múltiples rutas de senderismo. En total, el parque cuenta con 41 itinerarios con diferentes niveles de dificultad. Una de las más populares es la Ruta 10, que llega hasta el cráter del volcán, aunque debido a la gran afluencia de viajeros y por seguridad, para llegar hasta el punto más elevado se necesita un permiso especial.
Pirineos – Monte Perdido
Monte Perdido es un macizo calcáreo, uno de los más altos de Europa, que está situado en los Pirineos, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Cuenta con una extensión de más de 30.000 hectáreas, parte de ella al norte de Huesca. En él podemos encontrar grandes formaciones geológicas como sus profundos cañones, además de circos glaciares.
Monte Perdido fue incluido en la lista de la UNESCO como bien transfronterizo del Patrimonio Mundial entre 1997 y 1999 por diversos criterios. No solo está considerado como un espacio natural de excepcional belleza, sino que ha logrado conservar tradiciones y culturas. Según palabras de la UNESCO: “Es una zona de pastoreo donde se puede observar un modo de vida rural muy extendido antaño por las regiones montañosas de Europa, que sólo se ha conservado intacto en este lugar de los Pirineos a lo largo de todo el siglo XX”.
Pero, además de las aldeas, granjas y campos, que son testimonio de la vida de montaña; Monte Perdido también cuenta con un gran valor geológico y, cada piedra, representa etapas importantes en la historia de la Tierra. Es hábitat de una gran variedad de animales y de especies endémicas de la zona.
Monte Perdido, también conocido como Las Tres Sorores por los tres grandes picos que lo componen y que superan los tres mil metros, es un lugar muy apreciado por montañeros y senderistas debido a que alcanzar sus cimas no es excesivamente complicado. Existen ascensiones guiadas de varios días, así como una amplia red de rutas de diferentes niveles que llegan hasta las cascadas del Cinca y del Lalarri, a la Cola de Caballo o las gargantas de Escuaín.
Laura Fernández