Suenan las campanas de la iglesia de la Donzell d’Urgell y su sonido, además de recordar ecos medievales antes de pisar sus calles, se pierde por la llanura desde la Sierra de Montclar hacia el Valle del río Sió, que riega el territorio, y sigue su camino invisible hasta rodear la torre vigía de Almenara, para difuminarse, al fin, quién sabe en qué punto de tan hermoso paisaje.
Visitamos uno de los pueblos más bellos de la comarca de l’Urgell, en Lleida, perteneciente a Agramunt. Además del paisaje y la gastronomía, todavía suenan los pasos de caballeros, doncellas, de monjes y otros hombres que habitaron la Edad Media dentro de las murallas de la Donzell d’Urgell. Nos adentramos en su patrimonio, en su historia y en sus leyendas iniciados desde el sonido del campanar, el único elemento que rompe, y no lo hace, la tranquilidad del conjunto.
La Donzell d’Urgell
No hay otra forma de penetrar en la villa que a través de las dos puertas fortificadas, los únicos puntos de acceso que no están tapiados por sus murallas, donde se ubica la iglesia de Sant Pere. Como correspondía a los usos antiguos, eran de nuevo las campanas las que señalaban el toque de queda nocturno, cuando se cerraba la villa al exterior, y las que iniciaban el día con el «toque del angelus».
Desde ese momento comenzaba la jornada, el ir y venir de los campos que los aldeanos trabajaban, cuya labor aparece representada en Nati, el monumento a la mujer y al trabajo en los campos de la Donzell, donde la figuración deja ver la intención de ir a buscar agua; aquí no llegó agua directa hasta 1965, una hora de camino para recogerla y volver. ¿Te imaginas tardar 60 minutos en ir a por un poco de agua? Recordando los antiguas formas de vida el lugar cobra nueva dimensión, donde el visitante con la mirada alcanza pasado y presente y paisaje.
Lugares de interés de la Donzell
Las estrechas calles de la Donzell d’Urgell y sus balcones floridos son el principal lugar de interés (y de descanso) para el visitante, que observa y recorre el patrimonio sereno de piedra. Casi inadvertido, un pueblo tan pequeño parece no poder transmitir la sensación enorme de tranquildad que ciertamente produce. Con todo, sugerimos varios lugares de interés histórico y artístico a los viajeros como:
- La ermita de San Roc, dedicada al patrón al que los habitantes honran desde los tiempos en los que la peste y otras enfermedades circulaban por toda Europa. Como fuera que fuese, La Donzell se libró de la tragedia, por lo que se levantó el templo y se celebra, todavía hoy, su fiesta en los meses de agosto.
- La iglesia desde la que iniciamos el acercamiento a esta villa se ha dedicado a Sant Pere, cuya torre cuadrada guarda sus campanas, aquellos sonidos de antaño y una curiosa historia sobre su construcción. No pudiendo pagar el pueblo las obras de construcción del campanario, se ofreció un señor a adelantarlo, cobrando cada año la cantidad oportuna. Al finalizar el plazo, los lugareños vieron cómo aquel señor quiso exigir más, aunque la sentencia del tribunal fue favorable a los habitantes. Por este hecho se conserva la placa conmemorativa en la Plaça de la Redempció.
- El Castillo, de propiedad privada en la actualidad, lugar del que se dice que conserva antiquísimas mazmorras y que sirvió a las tropas franquistas durante la Guerra Civil española.
La leyenda
Los 43 habitantes censados en la villa conocen la leyenda que se ha transmitiendo y reformulando oralmente a lo largo de los siglos. Este y otros territorios de Lleida fueron muy disputados entre las tropas de cristianos y los reinos musulmanes que llegaban desde el sur durante la Edad Media. La leyenda explica el origen del lugar y la explicación del nombre, una descripción legendaria de la historia que bebe, sin lugar a dudas, de episodios reales que debieron de marcar la dirección de futuros acontecimientos y, en adelante, a las generaciones futuras.
Así fue cómo fue creciendo la leyenda del señor de Montclar, de quien se cuenta que fue bravo caballero, valiente y poderoso, querido entre los suyos y temido entre los musulmanes. Tanto es así que los relatos no han ahorrado en otorgarle victorias y epítetos, así como prisioneros hechos. Con la posesión de los castillos que consiguió con su valor se le ocurrió convertirlos en prisiones. En uno de ellos, que sería el de La Donzell, encerraba a las mujeres y «doncellas», en particular una: la hija hermosa de un poderoso sarraceno. Con el paisaje y la villa nos adentramos en el territorio propio de las leyendas medievales. Nos las creemos en la tranquilidad y participamos del misterio para, por último, descansar.
Casa rural en La Donzell d’Urgell
Escapada Rural
Perfecta la descripción de nuestro pueblo. Realmente ahora en el silencio de la noche y en La Donzell, esa descripción es tan real… sólo se oye el sonido de una lechuza…acaban de tocar el primer cuarto de las 11h. de la noche…y se respira tranquilidad…sosiego…nada lo perturba, tan sólo las aves nocturnas y alguna viga que cruje…la luna brilla está en cuarto menguante…empieza a hacer fresco por las noches, ya pronto empezaremos a encender el fuego del hogar..
Un saludo desde La Donzell.